Revista Cultura y Ocio

Qué le ocurrió a Trevor. Parte 3

Por Librosdeensueno
¡Hola soñadores!
Hoy es la Gincana Literaria de Oscuros realizada por la editorial Montena. Encontraréis 6 fragmentos de dos textos inéditos de Lauren Kate por la blogosfera. ¿Cómo va la búsqueda? Aquí tenéis la tercera parte del fragmento títulado "Qué le ocurrió a Trevor". ¡Disfrutadla!

Qué le ocurrió a Trevor. Parte 3
No creyó que aquello estuviese bien del todo, pero ya era demasiado tarde. Los labios de Trevor se acercaron hasta unirse con los suyos. Ella entreabrió la boca pero fue incapaz de devolverle el beso. Tenía la lengua anestesiada por el alcohol. Se agitaba en sus brazos como en un sueño, intentando no resistirse, recibiéndolo y dejando que todo siguiera su curso.
Trevor la rodeó con ambos brazos y la trajo a la cama. Y sin dejar de besarse, se sentaron en el borde. Ella tenía los ojos cerrados y al abrirlos vio que Trevor la miraba fijamente.
 
–¿Qué?, –preguntó nerviosa.
–Nada. Es que eres… preciosa.
 
No sabía qué contestar, así que le dio por reír.
Trevor la volvió a besar en los labios, húmedos, y bajó por el cuello. Ella seguía esperando la chispa, los fuegos artificiales de los que Callie le había hablado.

Pero aquello de besar era diferente a lo que había imaginado. No estaba segura de lo que sentía por Trevor, sus lenguas entrelazadas, sus manos recorriéndola. Él parecía tener bastante más idea que ella, así que ella decidió seguir.
 
Pero escuchó algo que la hizo separar a Trevor y mirar a su alrededor. –¿Qué ha sido eso?
–¿Qué ha sido qué? –dijo Trevor mordisqueándole el lóbulo de la oreja.

Luce echó un vistazo a las paredes paneladas de madera sin cuadros ni decoración. Escudriñó el hogar de fuego, oscuro y tranquilo. Por un segundo creyó ver algo, una brasa, un destello rojo y amarillo, pero desapareció al instante.

–¿Estás seguro de que estamos solos? –preguntó.

–Claro. –Las manos de Trevor se dirigieron a su camiseta, y la levantó muy suavemente hasta quitársela. Antes de que ella pudiera decir nada, se encontró sentada en el edredón azul sólo con el sostén.

–¡Uaau!, –dijo Trevor poniendo la mano encima de sus ojos como si estuviese mirando al sol.

–¿Qué? –Luce hizo un gesto de vergüenza. Se dio cuenta de lo pálida que tenía la piel y aquello la hizo sentir algo incómoda.
 
–Tanta luz de repente, –dijo Trevor parpadeando. –¿No la ves?
Luce creyó adivinar a lo que se refería. Como si algo entre ellos estuviese iluminando toda la habitación. ¿Era la chispa que había estado esperando? Se sintió cálida y viva, aunque también quizás demasiado consciente de su cuerpo e incómoda sin camiseta.

Cuando él se volvió a acercar, Luce sintió como si las entrañas le comenzaran a arder, como si hubiese tragado algo muy caliente. Y de repente un enorme calor surgió en toda la cabaña y apareció una luz cegadora. Cada vez le resultaba más difícil respirar y se mareó profundamente. La vista se le cegó por la luz como si toda la sangre abandonara de repente su cabeza. No podía ver nada.

Trevor la cogió por la cintura pero ella intentó salir de sus brazos. Escuchó de nuevo los ruidos y, aunque no podía ver a nadie, estaba convencida de que no estaban solos en la cabaña. Sólo podía oír un el chisporroteo cada vez más intenso, como el de un cohete, como si mil sierras chocaran contra mil placas de metal. Intentó moverse pero se sintió paralizada, aferrada por los brazos de Trevor. La abrazaba con fuerza, hasta el punto que Luce pensó que le iba a romper las costillas, hasta que él sintió como su piel se comenzaba a quemar junto a la de ella, hasta que...
 
Hasta que desapareció.
 
Alguien sacudió a Luce cogiéndola por los hombros.
 
Era Shawna Clip gritándole.
 
–¿Qué has hecho, Lucinda?
Luce parpadeó y sacudió la cabeza al volver en sí. Estaba sentada en medio de la noche. Todo estaba lleno de humo. Le ardía la garganta y tenía la piel áspera y helada.

–Luce escuchó su propio murmullo –¿Dónde está Trevor? –Un fuerte viento le sacudió el pelo. Cuando intentó retirárselo de la cara ahogó un grito al ver que se cayó un mechón entero de grueso pelo negro. Y el poco que le quedó en la mano se quebró, completamente chamuscado. Luce soltó un grito.

Se levantó como pudo. Cruzó los brazos y miró a su alrededor. Allí seguía el bosque, oscuro y frío, allí seguía la sensación de que las sombras flotaban muy cerca, allí seguía la hilera de cabañas… ardiendo.

Envuelta en llamas se consumía la cabaña en la que habría jurado que estaba con Trevor hacía solo un momento, ¿o no?, ¿hasta dónde habían llegado?, ¿qué había ocurrido? El fuego comenzaba a extenderse a las cabañas contiguas a ambos lados. El aire de la noche apestaba a azufre.
 
Lo último que recordaba era el beso…
–¿Qué diablos has hecho con mi novio?

Rachel estaba clavada entre Luce y las cabañas ardiendo, con las mejillas salpicadas de un rojo intenso por la cólera. La mirada sobre Luce la hizo sentir como una asesina.

Abrió la boca, pero fue incapaz de articular palabra.
 
Shawna señaló a Luce. –La he seguido. Pensé que los pillaría tonteando –se tapó la cara con las manos y gimoteó –pero entonces entraron y... ¡todo saltó por los aires!
La cara de Rachel perdió su expresión y el cuerpo le flaqueó mientras se volvió lentamente hacia la cabaña y comenzó a sollozar. Un sonido terrible se elevó en la noche. Fue sólo entonces cuando Luce sintió una enorme presión en el pecho al darse cuenta de que… Trevor seguía allí dentro.

En ese momento el techo de la cabaña se desplomó levantando una columna de humo.
 
Para entonces, las cabañas contiguas ya estaban completamente en llamas, y a pesar de la luz, Luce podía percibir una oscuridad que se cernía sobre el lugar, inmensa e implacable. Las sombras que habían estado encerradas en el bosque, se arremolinaban ahora justo encima de ella. Tan cerca que podía tocarlas. Tan cerca que casi podía escuchar lo que susurraban.
En aquellos susurros se distinguía su nombre, Luce, mil veces repetido, girando en espiral sobre ella y desvaneciéndose interminablemente en un oscuro pasado.

© 2010 por Tinderbox Books, LLC y Lauren Kate.

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