A Casa Portuguesaes el espacio privilegiado de Portugal en Barcelona. Tenía hambre por comentar una noticia así porque, a ratos, tengo la sensación de que Portugal casi no existe al otro lado de la Península. Eso terminó aquí. A Casa Portuguesa tiene, además, dos sedes en el barrio de Gràcia. La de la c/ Verdi 58 es un espacio muy acogedor, casi de casa de hobbit, donde se pueden comer o comprar las pequeñas delicias que cada día se cocinan allí. Desde hace muy poco tienen un segundo ambiente, en la c/ Or, 8. Se trata de una preciosa tienda, abierta a la plaça de Llevant, que se integra a la perfección en ella. Se puede comer, se puede beber, se puede charlar, se pueden conocer un montón de vinos interesantes que busca y selecciona Mannel. Incansable viajero, empedernido descubridor, Mannel se ha empeñado en abrir hueco para los vinos portugueses en nuestra ciudad. Y a fe que lo está consiguiendo. Tiene toda mi admiración.
Cada miércoles organiza una cata distinta, a veces con una bodega como protagonista, otras con una zona concreta, a veces simplemente sorpresa. Yo tuve la suerte de poder estar el pasado miércoles 16 de marzo y me llevé varias gratas sorpresas. Conocer el local fue la primera (de ambiente muy agradable y distendido, con todas las botellas en exposición y, cómo no, el pequeño "tesouro" al alcance de unos pocos). Ver cómo la mayoría de participantes en la cata era gente joven y muy interesada fue la segunda. Comprobé, en tercer lugar, que es una cata fuera de normas, casi mejor la llamo degustación: cada vino presentado era acompañado por pequeñas y deliciosas tapas preparadas en la cocina y la gente, tras la presentación, comía, bebía y comentaba. Divertido. Finalmente y no menos importante, conocí algunos vinos de Quinta Casa Amarela (DOC Douro, además de tener varios Portos) presentados por su propietaria Laura Regueiro, muy amable y atenta con todos, junto con su esposo Gil, todo un caballero. Instalados desde 1875 en Val de Cambres (pero con una tradición viticultora medieval en la zona, que les viene del Císter), trabajan ahora con unos viñedos de edad media de 45 años.
Lo que más me gustó de su presentación fue la alabanza sin medida de las variedades autóctonas. Conocen a la perfección su tierra y saben qué uvas se adaptan a ellas como la mano al guante. Confieso que su Porto Branco, hecho con malvasia fina, Viosinho y Côdega, no me gustó mucho (* ↑) me temo que por culpa del alcohol vínico usado, que pesaba tanto en aroma como al paladar. Pero su Branco Selection 2010 me devolvió a la pureza de un blanco racial hecho de nuevo con malvasía fina y Viosinho, pero con adición de Rabigato (ésta última es para tomársela en serio). La uva es pisada, fermentada en acero a 15ºC y madurado el vino con tres meses de roble francés en batonnage. El vino es una explosión de tilo y de flor de camamilla, con una estructura redonda y sápida en boca (* * ↑). De los dos tintos que probamos, y después de darle muchas vueltas, mis notas se decantan por el Douro DOC Reserva 2006. Un vino hecho con uvas de cepas mucho más viejas (media de 60 años), con una mayoría de Touriga franca (80%) y aportes de Tinta Roriz y Touriga Nacional (10% cada una). Es un vino con una expresión balsámica impresionante, entre el bosque de eucaliptus en plena reproducción y el tarro antiguo (de mi época, vamos...) de vicks vaporub. Tiene regaliz, tiene chocolate oscuro y la gran virtud de una madera muy tenue y en segundo plano. Es un vino elegante pero potente con un matiz final de humo de hogar (* * *). La experiencia fue gratificante, los vinos y la comida, también. Y lo mejor es que los amantes del vino portugués ya tenemos nuestro local de A Casa Portuguesa en la c/ Or, 8, cómo no, ¡en Gràcia!