El mundo del vino es básicamente como un patio de vecinos. Se oye, a través del hueco de la escalera, como los de arriba y los de abajo se expresan en libertad sin ser conscientes (o siéndolo) de que son escuchados por el resto del edificio.
Hay una especie de movimiento, en el sentido mas político del termino (movimiento entendido como lo que algunos hacen por o para ocupar un espacio o, en su caso, no abandonarlo) alrededor del mundo de los vinos mas desprotegidos e individuales y creo que vale la pena identificar a los bandos y, de paso, hablar algo de vino.
Si me estoy tomando tantos miramientos en la introducción del tema de hoy es básicamente para que nadie pueda decir, en ningún caso, que tengo algún interés personal en que unos fracasen y otros triunfen. Me refiero al Salón "de vinos radicales" que la mayor editorial del vino en España, en compañía de José Peñín y de unos amiguetes, han organizado para el día de hoy en Madrid. Y hablo de esto como corolario de un hecho que veréis proliferar en los próximos meses; la feria de vinos "Indi".
Este tipo de evento tomará la forma de organización de vinos naturales, orgánicos, biodinámicos o simplemente pequeños, y quiere ser, dependiendo de quien organice, un nuevo foro en el que hablar del futuro del mundo del vino de calidad. Ojo, dependiendo de quien tomará diversos lenguajes.
Por ejemplo, en el caso del que hablamos, se tachará de vinos "radicales" aún cuando, al conocerse la lista de participantes, uno pueda ver claramente que muchos (no todos, eso si) tiene de radical lo que Bárcenas de honrado. Al ser cuestionados sobre este particular, lo de la "radicalidad" sobrevenida, por Jorge Sibaritastur, la respuesta fue "radical en el sentido de raíz". Y claro, al tratarse de acepciones uno, ya lo sabéis, tira de diccionario.
Y si, existe, claro está, la acepción de radical como "de la raíz o relativo a ella". Así que entiendo, ciñéndome al diccionario, que para los organizadores de este evento "radicales" son todos los vinos. Todos. Todos y cada uno. Bueno, los hidropónicos no....pero no tengo noticia de vinos de cepas hidropónicas. Así que todos.
No es de extrañar. No todo el mundo puede pagar lo que costará una mesa en ese evento y, además, ¿como le dices a bodegas con las que colaboras/asesoras/publicitas que no pueden participar porque no dan el perfil?.... es jodido el asunto.
Leo en la web una suerte de carta remitida a los ahora participantes en este evento por el autodenominado "Sindicatos del gusto" (inciso: ¿este es sindicato como Manos Limpias o como la UGT?) y comienza con una falsedad manifiesta al decir que "el salón concentrará, por primera vez, a aquellos viticultores que priorizan lo local frente a lo global". Esto es directamente mentira. No será ni siquiera la segunda, ni la tercera, ni la cuarta vez. Hay quien lleva años celebrando ferias donde los que participan son viticultores, no factorías. Donde se beben vinos, no productos elaborados a base de uva. Esta frase es, digo yo, por la mala conciencia y para vender, claro.
Puestos a tirar de diccionario, prefiero otras dos acepciones a la palabra "Radical" para definir mis vinos, los que yo sí considero radicales. Son la que dice "partidario o defensor del radicalismo" y la que sentencia "tajante, que no admite términos medios".
Estas si.
En Madrid tendrá lugar este fin de semana el primer "Salón de Vinos naturales", que organiza la asociación de productores de vinos naturales. 20 viticultores de aquí y de fuera que hacen vino bajo unas premisas radicales en el sentido que sea.
Además, no quede por recordarlo, los días 27 y 28 de Junio tendrá lugar en Tui (Pontevedra) la quinta edición del salón de los vinos de verdad, de los ciertos, los vivos, sean naturales, biodinámicas, orgánicos o simplemente respetuosos con la viña y el vino. "A Emoción dos viños" vamos. Salón internacional, en un marco incomparable, independiente (de verdad) y organizado por el puro placer hedonista de disfrutar del vino que nos gusta a algunos. Si esto no es radical, entonces no se lo que es.
Otra cosa radical. El Alanda de 2012 es tan personal como su autor, tipo realmente especial y único José Luis Mateo. Hay quien prefiere el blanco de Alanda, yo he sido siempre mas de esta extraña combinación de Mencia, Bastardo y Tempranillo en distintas proporciones. Este 2012 no está tan fino como aquel 2011 que deslumbró, pero me gusta. Me gusta mucho.
Quería, para terminar, hablar de la amistad. No del vino de Rafa Bernabé (que está fantástico), no. Quería hablar de los amigos, en el sentido general del término. Los premios Magnúm que entregó el lunes 27 el Ins. Galego do Viño fueron un canto a la amistad. Los amigos lo son, independientemente de donde y de cuando. Miguel Besada es un tipo singular. Tengo hablado de el así que no me extenderé mas, pero creo que no merece un premio. Ya tiene muchos.
Uno en la figura de cada persona del publico que se levantó a aplaudir cuando le entregaban el premio a toda una carrera. Uno por cada persona que ha sabido valorar el enorme esfuerzo (impagable) que es la existencia de A Curva en Portonovo con el como maestro de ceremonias. Uno por cada vez que alguien ha salido de allí diciendo "joder, pero que bien se bebe y se come aquí".
Y uno por cada persona a la que descubrió el Riesling, los Borgoñas o los tintos gallegos cuando nadie se los rogaba para hacer ferias con ellos. Cuando nadie creía que Luis Anxo, Rodri o Mateo valiesen la pena, antes de que fuesen estrellas en el firmamento de la Revolución.
Miguel es la substanciación de la bonomia. Ser bueno por cojones, porque si. Porque soy así y ni los malos modos de la hostelería para con la distribución (la pequeña) ni los vaivenes de los negocios ni los males de la misma vida me van a hacer cambiar. Yo soy incapaz, por eso lo admiro.
Premio entre amigos, merecido como pocos.
Por cierto, en el mismo evento a Mariano Fisac le dieron también un Magnum. "¡Non será sen tempo!", que dirían los mas viejos. Empezaba a ponérsele cara de Meryl Streep, 15 veces nominada, solo 3 premiada en los Oscar. Para los que pensamos que hace dos años que deberían habérselo dado nos parece tarde, pero, tirando de refranero, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no?.
Premios radicales. Para un viticultor que amenaza con salirse (Algueira), para un escritor que no elige en su libro a ninguna cooperativa del albariño (Mariano Fisac) y para un vino tinto de uvas arrancadas sin miramientos, hace años, para plantar albariño (O Esteiro de Xurxo Alba).
Radicales peligrosos.
*Fotos en la web y de mi autoría.