Cronómetro de Récords entrevista a una amiga de la entrenadora del Gernika en la Copa de la Reina
Rebeca March, amiga de Anna Montañana, en la Copa de la Reina de Zaragoza. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Toni Delgado @ToniDelgadoG / Zaragoza"Antes de ser amigas ya la admiraba mucho. Para mí Anna Montañana empezó siendo aquella chica que jugaba en el cadete de mi club, el CB Dorna Godella, y que era la bomba. Íbamos a verla y nos dejaba sin palabras. ¡Qué tiempos!", recuerda, nostálgica, Rebeca March en la grada del Príncipe Felipe, durante la Copa de la Reina de Zaragoza.
—¿Cómo es Anna Montañana?
Es una tía muy positiva, exigente y luchadora que potencia tus virtudes y que cuando estás en un mal momento siempre te abre una puerta para salir de ahí. Anna Montañana tiene magia. Llevo la camiseta del Gernika por ella y la seguiré allí donde entrene. Su equipo siempre será el mío.
—Sandra Ygueravide me aseguró que el grupo es y tiene el carácter de Anna Montañana.
Cuando aparecen los problemas, se adapta, encuentra soluciones y saca lo mejor de cada jugadora. Cuando se lesionó Sandra Ygueravide, vimos una gran crecimiento de una Itziar Ariztimuño que continúa su progresión. ¿Y qué podemos decir de la adaptación al grupo y a la competición de Laura Spreafico en su primer año en Liga Femenina? Son victorias en las que la entrenadora tiene mucho que ver.
—He visto a pocas técnicas que sufran tanto en el banquillo como Anna Montañana: vive el primer minuto como si fuese el último y el partido estuviese muy ajustado.
Anna es así. Si no lo mostrase tanto, quienes la queremos quizás sufriríamos menos. Incluso ella padecería menos. Lo pasamos peor con ella que cuando jugaba, y esta temporada hemos sufrido muchísimo... Jolín... Por muchos obstáculos y bajas que hayan tenido, y por más difícil que se haya puesto un encuentro, el equipo siempre ha respondido. No puedo estar más orgullosa de ella y del grupo.
—De jugadora, especialmente en la selección, tu amiga tenía la capacidad de asumir responsabilidades en los momentos más difíciles. Fue el exponente de la polivalencia.
El balón no le quemaba. Es más: lo quería tener. Y contar con alguien así en el equipo es un regalo, ¿verdad?
—Siempre y cuando sea una jugadora de equipo, sí, y ella lo era.
Creo que tiene el equilibrio perfecto entre conocimientos y experiencia, ese plus de haber competido, disfrutado y padecido en la pista que las jugadoras tanto agradecen.