Revista Psicología

Regulación afectiva: la importancia de las rutinas, por la Lic. en Psicología Valeria Reyno

Por Enlabotica
Regulación afectiva: la importancia de las rutinas, por la Lic. en Psicología Valeria Reyno
Con el reciente comienzo de clases los pequeños del hogar deben modificar sus rutinas con nuevos horarios y actividades; por ello me pareció importante compartir con Uds. algunas recomendaciones.Les propongo comenzar con un cuento ya que ellos y las historias de fantasía son una forma de explicar el mundo y las distintas situaciones de vida. Ordenan y armonizan las experiencias, nos permiten imaginarnos en diversos escenarios y ensayar la resolución de problemas. También nos ayudan a reflexionar acerca de nosotros mismos y nuestro vínculo con los demás. Los cuentos en la infancia cumplen una función pedagógica ya que enseñan cómo vivir, y cómo manejar la experiencia emocional. Los invitó entonces, a compartirlo con sus hijos o alumnos, además, a los grandes también nos vienen bien los cuentos.
Regulación afectiva: la importancia de las rutinas, por la Lic. en Psicología Valeria Reyno“Había una vez un picaflor llamado Santiago que volaba velozmente de un lado para otro. Todos sus compañeros siempre lo veían muy apurado y nunca nadie lograba alcanzarlo. Aunque era el más veloz de todos en su especie, siempre estaba atrasado con sus tareas. Santiago siempre se quejaba: ‘a mí el tiempo nunca me alcanza para hacer todo lo que tengo que hacer’. Como todos tenían las mismas tareas, un viejo sabio picaflor decidió seguir durante un día a Santiago para averiguar que sucedía y develar el gran misterio. Descubrió que mientras todos iban a comer, en el camino, Santiago se distraía juntando materiales para construir su nido. Y así con todo. El pequeño picaflor siempre encontraba algo en su camino que le parecía más importante o divertido y lo distraía, y no terminaba con lo que había comenzado en un principio. ‘Tu problema es muy simple’, dijo el viejo picaflor sabio. ‘Debes organizar tus tareas y terminar una para comenzar con la siguiente. Así tendrás tiempo de sobra para hacer todo lo que quieras’. Santiago, probó este nuevo método y se dio cuenta que funcionaba a la perfección”. Luciana Acuña, “Fábulas para antes de dormir”.
Las rutinas son uno de los pilares, junto con el establecimiento de límites, que dan lugar al sistema de auto-regulación. Este sistema nos permite elegir la conducta que resulta conveniente emitir en una situación particular, y manejar adaptativamente la afectividad. Con el consejo del viejo picaflor sabio, Santiago pudo organizar sus actividades sin distraerse y dejar todo a medias y sintiendo que el tiempo nunca le alcanza. La regulación afectiva es vital para el funcionamiento psíquico; influye en la evaluación de consecuencias, la resolución de problemas, la toma de decisiones, y, obviamente, en la autoestima (valor y respeto de mí mismo al respetar mis espacios y tiempos), el autoconocimiento, la empatía (comprender y respetar a otros) y en las relaciones. Este sistema que nos permite regularnos, anatómicamente está compuesto por sistemas neuronales de excitación, y otros de inhibición de conductas. Gráficamente podemos denominarlos “aceleradores y frenos” (Dr. Gold). Con los aceleradores contamos desde el nacimiento, mientras que los frenos deben instalarlos los padres en primera instancia, y luego se instalan a través de todos los vínculos significativos que tenemos, por ejemplo en la escuela. Hay dos tipos de frenos que deben adquirirse: el control de espera y el control de impulsos. El control de espera tiene que ver con el respetar turnos para jugar, para hablar, hacer fila, esperar a estar en el lugar adecuado para realizar la acción deseada. Si el niño/a aprende a darse cuenta cuándo y cuánto hay que esperar puede regular su conducta y sus emociones evitando frustraciones innecesarias. El control de espera se instaura con las rutinas. Por ello es muy importante que se establezcan y se respeten horarios y espacios. La hora de ir a la escuela, el momento de comer, de hacer deberes, de jugar, de ordenar los juguetes, de hacer la cama, la hora de bañarse, y la de irse a dormir. Dar a cada actividad su espacio y su tiempo no solamente colabora con la organización y regulación del niño/a, como en el caso de Santiago el picaflor, sino también con la valoración de dichos tiempos y espacios propios y de otros. Regulación afectiva: la importancia de las rutinas, por la Lic. en Psicología Valeria ReynoEl establecimiento de rutinas también posibilita la autonomía: cuando el niño/a va creciendo debe ir adquiriendo, acorde a su edad, tareas y responsabilidades asignadas por los padres y otros adultos significativos; pero para ello es importante que lo ayudemos a organizar las tareas y la forma de llevarlas adelante.
El niño/a va a ir aprendiendo las normas de la casa, de la escuela y de la sociedad, pero ellas deben ser claras y organizadas. El establecimiento de rutinas permitirá que el niño/a desarrolle su capacidad de planificación y organización, y ponga en marcha su asertividad. Esto lo habilita en su curiosidad de explorar el entorno en forma segura, ya que sabe qué esperar y cómo desempeñarse; y también lo habilita a vincularse con otros ya que le brinda autonomía social. Cuando los niño/as tiene la edad suficiente, está bueno organizar las actividades diarias con ellos, esto favorece el diálogo, pasan un rato juntos y ellos empiezan a practicar la toma de decisiones. Es por ello que en esta vuelta a clases los invito a tomarnos el tiempo de organizar las rutinas de la familia, para cumplir con las responsabilidades, respetando el descanso, la higiene, la alimentación y el ocio necesarios. 
Regulación afectiva: la importancia de las rutinas, por la Lic. en Psicología Valeria Reyno
Post colaborador a cargo de: Lic. en Psicología Valeria ReynoPsicóloga clínica de niños, adolescentes y adultos jóvenes, tanto en diagnóstico como psicoterapia.Tel. de contacto: 094 162353


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