Vivian Maier es uno de los más interesantes eventos virales de los últimos años. De hecho, nadie conocía este nombre hasta el 2007, en que John Maloof, un joven dedicado a escribir un libro sobre la historia de Chicago y conocedor, por razones familiares del ambiente de los remates, comprara en uno de ellos un lote de cajas por 300 U$S. Terminado su libro, se dedicó en detalle a examinar el contenido de las cajas que había adquirido.
Le tomó cerca de un año y medio darse cuenta que se trataban de excelentes fotografías, la mayoría -exactamente 150.000-eran negativos sin revelar, guardados en cajas y mezclados con ropa, tickets, cheques de la seguridad social sin cobrar, películas en 8mm y recortes de periódicos.
Abrió un blog y publicó las fotos en Flickr y el resultado viral fue inmediato. Se trataba de una colección de fotografías de calle que hacían a Vivian Maier digna de compararse con Diane Arbus o Helen Levitt.
¿De que tipo de relación que enferma hablamos en este caso? Lo que se sabe de Miss Maier es lo que Maloof ha investigado y publicado en su blog y en el film http://www.findingvivianmaier.com/, y lo contado por un documental de la BBC1, Vivian Maier Mistery.Una mujer que muere a los 83 años, en 2009, casi como una homeless, después de haber trabajado como niñera toda su vida, mientras fotografiaba escenas de calle, que nunca revelaba, con una Rolleiflex eternamente colgada de su cuello. Algo dice la elección de la marca de su cámara- tuvo por lo menos siete-. Las Rolleiflex, son las cámaras profesionales por excelencia, no solo técnica sino también estéticamente.
Una mujer sin historia, ni parientes, ni intereses personales más allá de la fotografía, nacida en New York pero ligada a Francia por herencia materna. Las preguntas que se hacen los que se acercan a su obra, absolutamente perfecta técnica y conceptualmente, comienzan siempre con ¿Por qué?¿Por qué no revelaba sus fotos? ¿ Por qué trabajaba como niñera y no como fotografa? ¿Por qué ocultaba su origen y su nombre?
Nuestra mirada desde la psicología, nos conduce a conclusiones poco glamourosas y más cercanas a la psicopatología. Esta mujer solitaria, que nunca sintió la necesidad de tener un espacio propio y que dejó recuerdos difíciles en los niños que cuidó, era probablemente una persona afectada por algun grado de esquizofrenia paranoide.
Había en ella conductas de acumulación compulsiva, lenguaje que imitaba un acento francés que no le era propio, una forma de vestir anticuada, masculina y gris, una forma de caminar desgarbada y dura y una búsqueda permanente de sentido a través de las noticias en los periódicos que guardaba por toneladas.Su interés por las historias de asesinatos, raptos, miseria y violaciones bien podía deberse a algún profundo trauma, vivido por ella o quizás por su madre, Maria Jaussard. Había nacido en Saint-Bonnet-et-Champsaur , un pequeño pueblo de los Alpes Franceses y emigrado a New York en 1914. Se casó con Charles Meier en 1919 y en 1926 nacería Vivian. Luego de su separación, llevará a su hija a su pueblo en 1932. Allí vivirán varios años hasta su vuelta a USA. Vivian volverá a este pueblo en 1949 y en 1959, y con una pequeña herencia viajará por distintos países de Asia. ¿Qué pasó con su padre y su hermano?, ¿Cuando se mudó a Chicago?¿ Había terminado algún tipo de estudio? Hasta ahora poco se sabe.
¿Por qué no revelaba sus fotos?, desde la psicopatología, podemos decir que posiblemente no lo hiciera porque su objetivo terminaba en el retrato, en el control de la imagen, de la vida, de las emociones ajenas. Podía acercarse mucho con su cámara , pero era incapaz de contacto humano consciente. No se trataba, como decía Cartier-Bresson de “capturar el momento”, sino simplemente de congelar. Tomaba, por ejemplo, fotos de los golpes o accidentes de los niños a su cargo, sin participar ni ayudar, simplemente “congelando el momento.”
No obstante, es probable que en ese gesto hubiera un intento de contacto, una percepción del dolor ajeno que no podía culminar en una acción reparadora, debido a una falta de empatía y deterioro de los canales emocionales. De allí su actitud compulsiva. Puede que también la influencia de Jules Bennard, esa amiga de su madre, fotógrafa, haya sido mayor de lo que se pudiera pensar.
Su trabajo sugiere una percepción inconsciente de lo que la postura y el gesto transmiten, no es necesario buscar doble lecturas.Era simplemente alguien que a través de su cámara podía controlar su ansiedad de separación. El origen de su complicada personalidad, como en cualquier caso clínico, habría que rastrearlo en la serie complementaria que descubriría, además de una predisposición genética, vivencias traumaticas, abusos, violencias simbólicas y sobre todo abandono, mucho abandono. Seguramente, hay en su historia muy poca mirada de algún otro significativo.
No parece una aficionada a la fotografía sino alguien que fotografiaba como una forma de supervivencia. Como lo hacía Van Gogh con su pintura o Kafka con su narrativa.
La creatividad está muy ligada a las zonas oscuras de la mente y puede ser una oportunidad de superar los propios fantasmas. En el caso de Vivian, parece que se trató simplemente de alguien muy talentoso pero profundamente enfermo.
Esta fama póstuma no agrega nada a la historia, más allá de una oportunidad de análisis de la fuerza de lo visual en esta cultura. Importa muy poco ahora quien era o que le pasaba.Aunque esa visión retrospectiva de la gente que la trató e incluso padeció, puede que ayude a derribar prejuicios y a crear una mayor consciencia acerca de lo que es la enfermedad mental. La relación que enferma, el infierno, en este caso ha sido la relación con los otros.
Finalmente, cada vez que admiramos una de sus fotografías estaremos cerrando un círculo y esto, puedo que ya no le importe a Vivian pero seguramente nos importa a todos.-