TITULO: Todas putas
AUTOR: Hernán Migoya
EDITORIAL: DeBolsillo
COLECCIÓN: Best Seller
Nº PAGINAS: 197
PRECIO APROX: 6,50€
PUBLICACION: 2003
¿Por qué sale más a cuenta hacerse violador que ligón de discoteca?
¿Por qué se censura a las mujeres que utilizan sus armas sexuales para conseguir lo que desean?
¿Por qué, entre vocación y dinero, casi siempre escogen el dinero?
¿Qué tienen en común una estrella del pop y un psicópata?
¿Qué diferencia a una amante esposa de la siguiente y la otra y la otra?
¿Por qué el hombre siempre está dispuesto a llegar más lejos por sexo que por amor?
¿Por qué existe la monogamia?
Todas putas es una apología del desamor, un retrato perspicaz e hilarante de varios personajes femeninos y su lucha por sobrevivir en un hábitat urbano y desquiciado.
Debajo de su frívola apariencia misógina, se revela un escritor descarnadamente cínico y desesperadamente romántico, que reivindica a la mujer instintiva y pasional.
En palabras de la filósofa Lina Söllen, “nos encontramos ante una magistral reflexión sobre el críptico pensamiento oblicuo de las mujeres, desentrañando gran parte del misterio femenino que a nosotras mismas nos aturde y despista; y encima, te partes de risa”.
Una obra, en el fondo, sobre el amor y todo lo que llamamos así y no sabemos muy bien qué es.
Todas putas es uno de esos libros que uno elige por la portada y sobre todo por su impactante título. He de reconocer que lo vi y me llamó mucho la atención, pero antes de comprarlo decidí dar una vuelta por internet a ver si encontraba alguna reseña. Lejos de encontrar alguna, lo que si encontré fue una lluvia de críticas tanto negativas como positivas, noticias sobre la escandalosa publicación acusándole de misógino y otras tantas defendiéndolo a capa y espada, cartas y comentarios de escritos como Lucía Etxebarría pidiendo casi una quema y condena pública del libro y del autor, y otros tantos como Elvira Lindo e incluso Mario Vargas Llosa defendiendo a ambos y a la libertad de expresión literaria, e incluso partidos políticos de derechas e izquierdas enfrentados y atacándose a raíz de la obra. Pues listo, esto fue más que suficiente para decidirme a leerlo y juzgar por mi misma. No os voy a decir que la lectura me llevase mucho tiempo, en un par de días me bebí el libro y saqué mis propias conclusiones. Lejos de encontrar un libro cargado de misoginia, me encontré una crítica feroz hacia el trato que reciben las mujeres de parte de los hombres y la sociedad, un intento de tirar abajo toda esa hipocresía que asfixia a las mujeres, en definitiva, una forma muy particular y dura de mostrar la crudeza del ser mujer en algunos aspectos de la vida, aunque quizás de una forma muy dura, ácida, crítica y mordaz, y poco entendida. Después de leerlo me di cuenta que debería haberse entendido como un libro que tenía la intención de derrumbar los tabúes que doblegan a las mujeres, pero se cruzó con el camino de la política y entonces todo saltó por los aires. El libro en si no son más que una serie de relatos cortos con mujeres como protagonistas en todas ellas, que ha de leerse con una cierta distancia y objetividad para no verse muy afectado o tocado con la lectura. Si se consigue esto, encontrarás un libro lleno de ironía, con un lenguaje propio y cargado de palabras malsonantes, con historias rápidas y muy bien narradas. Si te atreves con una lectura dura y que precisa de mucha objetividad para la lectura, es un libro perfecto, eso si... os recomiendo que si arrancáis con la lectura no lo dejéis al terminar el primer relato, el más duro de todos, que trata sobre un violador. Se que me van a llover las críticas con esta reseña, pero creo que es una lectura diferente y que necesita un gran esfuerzo por parte del lector para ver más allá de las sensaciones iniciales.