Revista Cine

Reseñas Cine: Papá, soy una zombi

Publicado el 09 febrero 2012 por Juancarbar

Papa-soy-una-zombi

Según el guión de esta película, si una chica muere pero deja asuntos pendientes en su vida, se convierte en zombi. Es justo en este momento cuando Max Brooks, con la arteria carótida a punto de estallar, se ahoga con su propia saliva y muere.

Papa-soy-una-zombiAlgunos guionistas, o quien sea, tienen una confusión mental que es importante zanjar cuanto antes, papel y boli:

«Los niños no son idiotas bajitos, son niños» — Ignacio Lago

Podéis ponerlo en mi epitafio.

Siguiendo esta sencilla premisa, «Papá, soy una zombi» no es cine infantil. Es una película para idiotas. Sin señalar.

Un argumento absurdo y repleto de estereotipos, clichés y niñas cuyo único y verdadero objetivo en la vida es enrollarse con un chico. No faltan tampoco los giros de guión brillantes como este diálogo:

— Hija, no pienses eso. Lo que piensas, sucede.
— ¡Ojalá estuviera muerta!

Papa-soy-una-zombiAsí de profunda es esta película, donde ni los niños de la sala, que eran legión y rebosaban sobre sus asientos supletorios, reían las gracias. El humor de la película se ciñe a utilizar insultos creativos, del tipo: «Eres más plasta que un moco de elefante.»

Pero en medio de todo este absurdo intercambio de frases, defendidas como «a mi no me hace gracia, pero a los niños sí», aparecen referencias a la cultura faraónica o términos náuticos. La cara de los niños no es un poema porque ellos tiran para adelante, ya descubrirán si hacía falta saberlo.

«Es que es para niños». No, señora, es para idiotas. Sólo necesito nombrar filmes como Ice Age, Mi vecino Totoro, Las aventuras de Tintín o Toy Story para argumentar mi defensa de un cine infantil de calidad. Tengo una regla de oro:

«Si los padres no se divierten como los niños, es que es una mierda» — Ignacio Lago dixit.

No salva la película ni que la voz del padre y la del vagabundo, vestido de hippie, sean la del doblador de Jim Carrey.

Lenta, ñoña y con narrador en off para la hueca moraleja final.

Al menos en un videojuego hubiese sido interactivo. Por sacar algo positivo.


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