La franquicia de Resident Evil tiene dos puntos de vista: los gamers, quienes son seguidores de los videojuegos y quienes odian las películas por tener poco o casi nada que ver con la historia original de Shinji Mikami o los que simplemente disfrutan las películas de acción, aunque estos últimos también se cansan de películas sin sentido como son las de Paul W. S. Anderson.
No es por menospreciar pero hay de películas de acción a películas de acción. Y Resident Evil, si bien no se queda atrás en cuanto a las escenas de explosiones, sangre, mordidas zombies y balas por doquier, lo cierto es que se agradece que este tipo de películas tengan una historia coherente que sea capaz de establecer una línea de entretenimiento más allá que ver sangre y vísceras volando por la pantalla y abusando de los efectos especiales con la cámara lenta y el 3D. Y más aún, si se trata de una saga que va ya en su quinta parte y que se ha encargado de repetir la misma fórmula una y otra vez, y que a pesar de todo, sigue generando los suficientes ingresos como para autorizar una secuela más que prometen será el final de la saga (de la saga de Alice, puesto que planean seguir explotando la franquicia con otras historias).
Quizá el título les diga todo lo que necesitan saber. Y es que lo único que las películas toman de los juegos, aparte del nombre, son los personajes quienes, sin tener una historia bien desarrollada, ilusionan y emocionan a aquellos que sigan confiando en el poder de Milla Jojovich y Sienna Guillory. Salvo la ausencia de Chris y Claire Redfield, y obviando la presencia de Alice, personaje creado exclusivamente para las películas, tenemos a las principales estrellas de los juegos, con la inclusión de Ada Wong (Li Bingbing -El Reino Prohibido-) y Leon S. Kennedy (Johann Urb -más conocido en series que en películas-) (y quien, por cierto, decepciona bastante), pedidos en una encuesta para los fans y sin mayor participación que el lucimiento visual en un par de peleas.
La historia sigue planteando más preguntas que respondiendo otras y seguimos con giros de tuerca que no tienen ningún sentido. De repente hay clones en la historia, como para hacerle un tributo a todos los que aparecieron en la saga, de repente los malos son buenos y viceversa. Hay un par de escenas tomadas directamente de otros videojuegos (hablando específicamente Mortal Kombat) que lo único que hacen es lucir el 3D. Vamos, que lo único que quieren es nuestro dinero. Porque viendo esta historia, si uno ha seguido la saga desde hace 10 años (El Huésped Maldito), se dará cuenta que la 3ra y 4ta parte (Extinción y Resurrección) no tienen ningún sentido en la historia. No es que borren lo que se contó en ellas, pero simple y sencillamente pudieron haberse ahorrado esas dos películas.
Creo que lo más rescatable es que regresa la acción intensa, que Michelle Rodriguez y Sienna Guillory patean traseros, que hay más guión que la cuarta parte y que el 3D está muy bien usado y explotado. Lo malo es que simple y sencillamente hay películas que son hechas para sacar dinero y no para contar una historia creíble y entretenida
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