Revista Vino

Revista Matador y sus vinos

Por Jgomezp24
Portada de Matador, captada en Desdeelojodelahormiga, blog de opinión
La revista Matador es un proyecto único. Quizás lo que menos me gusta de él sea el nombre. Del resto, me lo quedo todo. Matador nace en La Fábrica y me gusta pensar que sus creadores, antes que nada, se consideran artesanos. Me gusta que hayan escogido esta palabra, fabrica, del latín. Me gusta que, desde la contemporaneidad, le hayan dado nuevo sentido a su valor etimológico: "oficio, trabajo de la materia -abstracto o concreto-, objeto fabricado" y, de aquí, "taller" y, en particular, "taller donde se trabaja el metal, forja". Matador es uno de sus proyectos que, con mayor radicalidad, apuesta por la selección de materiales y por su presentación minuciosa, de artesano concienzudo y detallista. Cada revista es una letra. Cada letra completa una porción del alfabeto. Cuando lleguen a su Z, concluirá Matador. Cada revista es un artista. Cada cuaderno de artista es, también, un vino. ¿El vino es arte? El vino es artesanía, es trabajo minucioso que tiene por taller el cielo, la tierra y las cuatro paredes de una bodega . Y tiene por artesano a alguien que piensa en todos los detalles para crear, de la "argamasa" informe, un objeto que provoca emoción y placer. ¿Es eso arte? Sí. Aunque algunos se echen a temblar ante tal ecuación.
SCULLY bona

Creo que los artesanos que trabajan en La Fábrica lo han entendido también así. Y de esta comprensión esencial nacen los Vinos Matador. Un artesano de las artes plásticas es convocado junto a un artesano de la cepa para engendrar, en un binomio de alto poder creador y energético, arte nuevo. Un cuaderno. Una obra. Un vino. Un acuerdo. Un diálogo único entre "talleres" que no deja indiferente. Gustará más o menos. Emocionará más esta obra que su vino concomitante. Sucederá lo contrario. Pero cuando asistes, como testigo también único (¿quién puede dictar tus emociones, tus recuerdos, tu percepción de lo bello e intenso?), a ese momento de explosión, que es el sorbo del vino en la contemplación de la etiqueta (que se convierte, claro, también en obra de arte), piensas "qué bien que alguien haya concebido un proyecto así".

Hace poco he podido probar una parte de la gama de Vinos Matador (tengo entendido que la colección completa sólo la guarda el importador suizo) con su actual estratega, Telmo Rodríguez. Él nos presentó una serie de nueve vinos (creo que ahora andan por la M) y sé (dicho con todo el cariño) que no le gustará alguna de las cosas que he escrito. En fin...Telmo es de los que piensa que "no hay ninguna creatividad en el mundo del vino". No sé cómo ha podido llegar a tal conclusión, precisamente él que es la prueba viva de lo contrario...Su trabajo en Matador, por supuesto, habla también en sentido contrario. ¡Él elige a los viticultores que trabajarán con los artistas plásticos! Una muestra representativa de qué es el proyecto son esos nueve vinos probados. Me decido a escribir sobre ellos porque son vinos que se pueden comprar en tienda (los distribuye en Barcelona Vila Viniteca) a precios congruentes con su calidad. Y alguno de ellos, del que ya había probado varias botellas antes, me parece de una calidad apabullante.

SOL LEWITT bona

La sesión empezó, precisamente, por uno de ellos...me tocaron la flaca, claro, porque siento especial cariño tanto por el artista como por el viticultor. Andreu Alfaro y Jean-François Clouet se unen para ofrecernos un Champagne Alfaro excepcional. Monovarietal de pinot noir (NV, pero con vino básico de 2005), champagne del mejor terruño de Bouzy, fermentado (¡gracias por el dato, que desconocía, Telmo!) en barricas viejas de roble francés, maduradas con Sauternes. Literalmente espectacular: fina, persistente autolisis, manzana al horno, frescor apabullante, estructura y cuerpo, tanicidad contenida, fresas del bosque, nube de azúcar en la feria. Para tomar a cualquier hora y no terminar. Su degüelle está alcanzando, ahora mismo, cotas grandes. El Vino Chillida fue seleccionado por el Marqués de Griñón en 1996, de su cabernet sauvignon de Valdepusa. Es de los que más rápido ha terminado su recorrido. Demasiado evolucionado, mucho café torrefacto en posgusto. A los 15 minutos deja de existir en copa. Le ha pasado ya su hora. El Vino Valdés debió ser de las primeras colaboraciones de Pascal Delbeck y Ángel Anocíbar (Abadía Retuerta), allá por 1997. 80% de tempranillo y 20% de cabernet sauvignon para un vino que, a primer golpe de nariz, casi parece un barolo chinato. Muy penetrante en sus aromas. Pimiento verde asado a la lumbre, su nariz desborda por completo el marco de la CS y cautiva por completo. Persistente, profundo. Vino que ha evolucionado de maravilla y que me lleva a la mejor tradición de la Rioja que, casi, no existe ya (sí, sí, ya sé, es eso aunque la Abadía de Santa María de la Retuerta esté en Valladolid...).

El Vino Palazuelo, de Raúl Perez, mencía de 2005, y el Vino Miyamoto, de Benjamín Romeo, tempranillo de 2004, me sonaron (ambos) a escasos y, más el segundo que el primero, tirando a planos y con poco músculo, tanto en nariz como en el paladar. Muy distinta fue la sensación que me dio el Vino Gordillo de Carlos Esteva. Una syrah plantada en el Garraf (Can Ràfols dels Caus) y vendimiada en 2003 que, mezclada con marselan, estuvo muy arriba en mi percepción. Volumen, originalidad, textura. ¡Qué tierra ésta del Garraf! Para comprar y seguir su evolución. El Vino Cristina Iglesias de Mariano García, 2007, también es de aquellos que hace girar la vista para pensar "compremos y esperemos, merece la pena". Garnacha de Toro muy fresca, casi cítrica, algo deslabazada en boca. Tiempo. Eso es, casi, lo que le "sobraba" al último vino de la noche: el Vino Scully de la Bodega Hidalgo (DO Jerez-Xérès-Sherry). Se trata de un palo cortado de pago (ahí es nada, el de Miraflores, en Sanlúcar de Barrameda). Cuatro botas se guardan cada vez que nace alguien en la familia Hidalgo. Y ese nacimiento (que se celebró hace más de 70 años...) ha sido embotellado en forma de vino extraordinario (su precio es mejor, os lo aseguro), como no podía ser de otra forma cuando hablamos de una reliquia jerezana: muy impresionante su cuerpo, su volumen, su sedosidad (sí, sedoso es). Su madera muy vieja, su laca, su acetato, sus aromas a Comté medio curado, su caramelo quemado, su pastilla de la Viuda Solano, sus hierbas aromáticas, incluso su punto medicinal de rebotica de farmacia. Un vino unico para una idea única: la Revista Matador y sus vinos.


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