Revista Vino

Ribeira Sacra, Lalama 2008

Por Jgomezp24
Lalama 2008 Conozco esta bodega aunque no la haya pisado nunca. En mi último viaje a Ribeira Sacra estuve cerca, pero no llegué a la zona de Quiroga-Bibei, en los márgenes de este río. Es tierra que recibe menos lluvia que los viñedos del Sil y más cálida, también. En sus suelos domina la pizarra, aunque su composición es muy variada. Es una zona de la Ribeira Sacra, me atrevo a decir, que quizás mira más al Bierzo que las restantes, tanto por la orientación de muchos de sus viñedos (hacia el este, aunque las uvas de Lalama miran más al oeste) como por la variedad tinta dominante, la mencía. En cualquier caso, su influencia sigue siendo la atlántica y la mayor parte de sus viñedos se encuentran a una respetable altura sobre el nivel del mar (hasta los 700 m). Dominio do Bibei, lo confieso, me atraía tanto como no terminaban de convencerme sus vinos. Me interesaba el trabajo que hacían, bebía alguna de sus botellas (empezó su actividad en 2002, iniciativa brillante de Javier Domínguez), seguía esa primera excursión "fuori mura" de René Barbier (hijo y padre) y Sara Pérez (madre), intuía potencialidades grandes tanto en las uvas tintas (algunas plantas de más de 60 años), mencía, mouratón, brancellao, garnacha tintorera, que van a Lalama y Lacima; como en las blancas, godello, albariño, dona blanca, que van a Lapola y Lapena.
Me gustaban esas ganas de usar lo menos posible (vaya, hasta donde yo sé, ¡no lo usan!) el acero inoxidable (que, se mire como se mire, es el material menos natural en una bodega), a cambio de favorecer los fudres usados de distintas medidas, demi-huids, tanques de cemento y barricas siempre usadas (incluso a las nuevas les dan un paso de vino). Pero quizás no me convencía (a mi nariz y a mi paladar, vamos) esos 20 meses de crianza del Lalama con sus lías, en barricas de 300L y en fudres de 45Hl. Pensaba "serán las lías..." y "hay que tener más paciencia con estos vinos y darles más años de botella".  El vino no se filtra ni se estabiliza y la apuesta de la bodega es que, tras el embotellado, permanece en la casa otro año y medio. Hasta que llegué a este 2008... La bodega no da información de su cosecha pero en la DO se analiza 2008 como una añada muy buena, aunque la producción fue un 10% menor a la de 2007, quizás por los meteoros adversos en el período de floración. Pero el momento de la maduración fue muy bueno, septiembre seco y soleado y, aunque con menos uva, buena y en buen estado.
12,5% para tomar sobre los 15-16ªC. Nosotros lo tomamos, quizás, un poco caliente aunque no tengo la menor duda que el sitio en que lo hicimos y el plato que acompañó al vino (una extraordinaria hamburguesa de Angus en Caldeni), fue lo que me hizo dar la vuelta definitiva y caer, ya, a los pies de esta gente do Bibei y del vino que hacen. Ya me tienen entre sus incondicionales. Lalama 2008 es un vino expresivo, floral, alegre, con una fluidez y una amabilidad grandes. Tiene unos taninos pequeños, redondos y sin arista alguna. 2008 es un vino fresco, equilibrado y que se bebe, si sabes cerrar discretamente los ojos..., como un soplo de Ribeira en tu cara: fruta discreta, amable, cereza, violeta, pasto y arcilla roja. Con un poco de aire, el valor de esa mencía asoma con discreción pero, también, con persistencia. Me supo a vino clásico, a vino fino, a vino que vivirá muchos años y evolucionará (justo empieza ahora su carrera, aunque no sé cuántas botellas se han hecho de este 2008...) bien, muy bien.  Y todo esto por 15-16€ en tienda y 24€ que pagamos en el restaurante. Vaya, pagó, porque encima me invitaron...Un día perfecto y una bodega que, aunque todavía no haya pisado, considero ya entre mis amigas.

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