DIRECTOR: Richard Lester
GUIÓN: James Goldman
MÚSICA: John Barry
REPARTO: Sean Connery, Audrey Hepburn, Robert Shaw, Richard Harris, Ian Holm, Nicol Williamson, Denholm Elliott, Kenneth Haigh, Ronnie Parker, Bill Maynard, Esmond Knight, Veronica Quilligan, Peter Butterworth, John Barrett, Kenneth Cranhan, Victoria Abril
SINOPSIS
Desilusionados por los años que perdieron luchando como cruzados en Tierra Santa, Robin Hood y su amigo Little John regresan a Inglaterra y se dan cuenta de que todo ha vuelto a ser como antes.
CRÍTICA
“Robin y Marian” es básicamente una historia de amor, de un amor que los años, a pesar de las circunstancias que viven los principales personajes, no han hecho desaparecer; cuando el amor es verdadero y puro, o sea, el que sienten los protagonistas, se vive con una fuerza tal que ni la más poderosa adversidad es capaz de destruir… En realidad, es básicamente el regreso de ese amor, el revivirlo de igual forma que un día se sintió; reencontrar esa indeleble unión que un día experimentaron el uno por el otro y que nunca desapareció del todo.
Pero no me malinterpretéis: la película no es una cursilada ni el ambiente en el que se desarrolla goza de tintes románticos. Es una Edad Media real: una era de miserias, analfabetismo y crudeza; una época de abusos y de barbarismo, de superstición e ignorancia… Una época que no invita en absoluto a vivir la pasión que sienten dos personas que se reencuentran tras tanto tiempo separados.
Un desalentado Robin regresa de las Cruzadas en compañía de su inseparable Little John. En Inglaterra se reencontrará con sus viejos amigos y, por supuesto, con Lady Marian, su amor de un pasado lleno de esperanzas y búsqueda de glorias, que ha encauzado una vida alejada de lo terrenal, pero el reencuentro entre ambos abrirá fisuras en esta ahora aparentemente sólida situación que el tiempo tanto ha prolongado, volviendo a abrirse para ambos un nuevo e ilusionante momento, aunque los viejos enemigos, ahora quizás más poderosos, pretendan impedirlo.Robin tendrá que pelear de nuevo contra un autoritario sheriff de Nottingham que gobierna con férrea mano su condado y el nuevo rey de Inglaterra, el odiado Juan Sin Tierra. Hood volverá a ser así el paladín de los débiles y oprimidos, que no lo han olvidado y que esperan tener a su lado una vida mejor.
La película desecha totalmente el origen aristocrático del héroe (el Sir Robin de Locksley del genial Errol Flynn) para convertirlo en un campechano luchador que se opone a la explotación de las gentes humildes por parte de los acaudalados nobles; un hombre de ideas firmes, liberales e igualitarias; un temprano comunista en una era de poder absoluto del clero y la nobleza.
Las escenas de acción, que también abundan en el film (para quien lo dudara
Pero es el sheriff de Nottingham, interpretado por Robert Shaw, el personaje para mí más interesante de todo el metraje: un implacable noble que no ha olvidado la vieja enemistad con Robin y que, en cambio en su duelo final con el mismo, es capaz de sentir respeto e incluso camaradería con el viejo proscrito. Es admirable el ver cómo ambos guerreros, antes de luchar, rezan juntos para posteriormente ayudarse el uno al otro a incorporarse.
No todo es pesimismo en esta crepuscular película; el humor también hace acto de presencia a lo largo del mismo de modo inteligente, algo en lo que Richard Lester es todo un veterano; suyas son, por ejemplo, las cómicas escenas de “Superman II”, que rodó cuando fue elegido por los Salkind para sustituir (erróneamente, aclaro) a otro Richard, Donner, en la secuela del Hombre de Acero, utilizando ya metraje dirigido por éste. En “Robin y Marian”, en cambio, no hace gala de un humor tan llano, sino que es más bien sutil e ingenioso: destacadas son las escenas que narran el método que buscan Robin y John para huir de la celda en la que los encierran, descubriendo más tarde lo inútil de su tentativa, o aquélla donde Marian vuelca el carro que conduce al vadear un río, afirmando Robin: “Nunca fue buena conductora”, amén de otras pizcas memorables.
La música de John Barry, experimentado compositor, adereza cada especial escena de las últimas andanzas de un cansado Robin Hood, alcanzando su clímax en los momentos finales, donde la maestría interpretativa de Connery y Hepburn, excelentemente compenetrada, es exhibida en todo su esplendor, dotando de total sentido a una película que, también es justo decirlo, peca en ocasiones de falta de ritmo.
“Robin y Marian” no es una obra maestra, pero sí una excelente película y una bella y trágica historia de amor, (de claro trasfondo shakesperiano, diría yo) que es imposible concebir sin la presencia de los actores que la recrean con indiscutible profesionalidad.
Y como notas finales de este “postazo” (ya os he cansado demasiado), unas pequeñas curiosidades: la película fue rodada en España, en Navarra, y en ella realiza un breve cameo una por entonces joven actriz que más tarde se haría muy popular: Victoria Abril.
“Robin y Marian”, una historia tan simple y a la vez tan grande, centrada exclusivamente en el verdadero motor de este mundo en todas sus épocas y la principal distinción del ser humano: el amor.
El tráiler:
La película con subtítulos: