Revista América Latina

Rusia, día 1: Denís Chéryshev

Publicado el 15 junio 2018 por Javier Montenegro Naranjo @nobodyhaveit

– ¡Eh! ¿A Chéryshev lo inscribimos en la Copa del Mundo?

– Claro, si está convocado desde el primer momento.

– Claro nada. Tú procura que no nos descalifiquen por su culpa.

Unos minutos más tarde, ya en el campo, Chéryshev recibe en el área y con una finta de Pro Evolution Soccer se deshace de dos defensas. Después de ese gesto técnico uno esperaría una definición de altos quilates, un remate ajustado al palo, o un balón que cae gracias a un efecto de rotación. Nada de eso. Chéryshev le pega con el alma. Si falla, al menos el portero no hace el cuento. Tuvo suerte. Por un resquicio de 24 centímetros el esférico se cuela y marca el segundo para los anfitriones. Soberbio. Nótese que el balón tiene un diámetro de 22,29 cm. Tal vez fue pura suerte.

Quizás sin Chéryshev también Rusia goleaba a Arabia Saudí (a fin de cuentas, era un tema de posibilidades, siempre alguien golea a Arabia Saudí en la fase de grupos), pero quiso la dicha que ocurriera con él en el campo. Su segundo gol, y cuarto de Rusia, sí fue soberbio. A tres dedos, por encima del portero, y caída repentina del balón, como si fuese un folha seca. Pero no. Caída repentina del balón porque le pegó por debajo de la mitad del esférico, y además lo hizo con efecto. El folha seca es mucho más violento y complicado de ejecutar. Es parte de la magia del fútbol que un imbécil no te explique por qué el gol fue bello.

Tal vez Rusia no pase de la fase de grupo, o tal vez todo termine en octavos de final, con Putin y el Rey Felipe VI dándose un apretón de manos con cada gol de España, como si el fútbol no importase, solo las buenas relaciones. O tal vez Rusia dé el campanazo y en consecuencia, todos culpen a Piqué por aquel tweet donde se mofaba de la eliminación del Real Madrid de la Copa del Rey por no inscribir a Denís Chéryshev. La venganza siempre se sirve en plato frío.

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