Tantos años viendo películas de Chuck Norris, Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stalloney Bruce Willis, y hoy no somos capaces de reconocer en Cristiano Ronaldo a uno de estos action-man de los noventa. Cristiano destroza a España con tres goles y luego manda a Marruecos al aeropuerto de Casablanca con un testarazo que es pura potencia. Cristiano no regresa con los suyos tras cada victoria diciendo que podría ser el inicio de una bonita amistad. Cristiano destroza a sus rivales y ni siquiera se molesta en verlos caer. No tiene tiempo para eso. Ningún tipo duro lo tiene. Cristiano Ronaldo no juega fútbol, Cristiano reinventó el fútbol moderno y lo convirtió en cine de palomitas. A nadie le importa qué haga Portugal en el Mundial. La gente solo quiere ver a Cristiano.
Uruguay es puro trinitrotolueno. TNT. Y todo el mundo sabe que la dinamita es inestable. No se puede jugar con ella. Lo mismo vuela todo por los aires cuando menos lo imaginas, que la mecha se apaga y no hay explosión alguna. Luisito Suárez se encontró con un balón en un córner y eso fue todo. Dos de los delanteros más letales del mundo apenas le hacen un gol al equipo con la peor clasificación en el ranking de la FIFA. Quizás la mecha en algún momento se encienda, quedan dos partidos para esto, pero de momento, Uruguay solo es una caja de dinamita enterrada la bodega de un barco en altamar.
Hoy España juega como siempre y gana como nunca. Cientos y cientos de toques de balón, pero las oportunidades de gol no son tan abundantes como deberían. Es el legado de Guardiola, de Xavi Hernández, de los genios que prefieren el método al milagro. Hoy España ganó de milagro y a nadie le importa, pero cuando pierdan de la misma forma, surgirán los gurús del fútbol hablando de injusticia, de mala suerte, de equipos que juegan feo y no proponen. Aquello de nadie es tan bueno como cuando gana ni tan malo como cuando pierde está pasando de moda. Los malos también ganan, y los buenos, como buenos que son, no lo entienden, no quieren verse relegados en su propia película. Pero es cuestión de tiempo, si el cine abrazó al antihéroe, ya lo hará el fútbol. Y si no, que se jodan. Pregúntenle a Grecia.
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