Bélgica es lo más parecido a “La venganza de la Reina Ana”, la fragata comandada por el pirata Barbanegra. Todos los barcos de la época temblaban con su simple mención, y no era para menos, con cuarenta cañones alguna bala te iba a reventar la existencia. Pero al final, Barbanegra destruyó menos de treinta barcos, era más el terror que los efectos reales. Bélgica es idéntica, con todo su poder de ataque ha destrozado a Panamá y a Túnez. El resto de selecciones le teme, nadie la quiere en su camino. Miedos infundados; hasta ahora esta generación de Bélgica no ha ganado jamás un partido importante. Pensar en algo diferente a un naufragio en octavos o cuartos es darle demasiado crédito. Disfruten mientras puedan, con suerte le quedan tres partidos.
La vida a veces es dura. México tiene seis puntos y no está seguro en la siguiente fase. Una simple derrota ante Suecia podría enviarlos de vuelta a casa. Qué trágico, tan típico de México sufrir hasta el minuto, poner esperanzas donde no las hay. Vencen a Alemania, eliminan a Corea del Sur y aun así deberán jugárselo todo en 90 minutos. Y lo peor, lo más terrible, es que ningún mexicano está preparado para ello, ni siquiera consideran esa derrota como una posibilidad. Ellos están en octavos, preparando su partido contra Suiza. La humedad puede respirarse en el aire. Una nube negra e inmensa está posada sobre México.
Mientras más lo miras, más te convences: el gol de Kroos no tenía por dónde entrar, al menos si lo analizamos con la geometría euclidiana. Ese resquicio por donde se coló el esférico solo lo vio él. En el VAR Room han revisado la jugada mil veces, la pelota está en el fondo de las redes, pero no se explican cómo llegó ahí. A Kroos, que no lo basta ser una de las piezas más importante del mejor equipo del mundo (¿de la historia?), se le ocurrió salvar a Alemania en el último minuto, como quien toma una decisión en contra de su voluntad porque es lo correcto, aunque uno no desee hacerlo. Alemania, enferma terminal de ese tiki-taka ideado por Guardiola, acaba de resucitar y ya está en la fase de muerte súbita. Corea será su último escollo, y antes de afrontarlo, deberán tomar una decisión: acumular estadísticas a golpe de toques o seguir siendo alemanes.
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