En muchas ocasiones una partida de ajedrez requiere la eliminación de un defensor del bando contrario para poder culminar de forma brillante una posición atacante. Este es el principio que rige los sacrificios denominados de eliminación de la defensa.
En el primer diagrama de este artículo podemos ver claramente que las blancas podrían ejecutar el mate del pasillo si la torre negra no estuviese defendiendo la octava fila. El sacrificio de eliminación de la defensa que surge a continuación es sencillo a la vez que bello y eficaz.
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Revista Ajedrez
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