En tres horas de vuelo a Sydney más trece hasta Santiago da tiempo a ver dos películas, varias series, alguna entrevista, escuchar un cd en bucle, romper el monitor del asiento, que te arreglen l monitor del asiento, cenar, desayunar, comer, dormir, rellenar el formulario de inmigración, el de aduanas y todavía sobra un rato para leer. Y lo mejor es que he llegado el mismo día en que salí. Pero finalmente y después de mucho dar vueltas: Bienvenida a un país donde hablan castellano!! O eso creía yo porque pronto descubro que no me entienden tan bien como yo esperaba. En frases cortas no hay problema pero en cuanto entablo una conversación con alguien empiezan los qué? Perdona? Cómo? Repite? Y asentimientos de cabeza en los que estás segura que no han entendido nada y te sonríen por vergüenza ¿Es mi acento raro, mi gramática inglesa o que hablo demasiado rápido? En pleno apogeo entusiasta por utilizar el castellano digo mi nombre de verdad cuando me lo preguntan en un restaurante. Lo anotan diciendo que es un nombre muy bonito, lo que viene a decir: no he entendido nada. Y este es el resultado:
El Jet Lag me ataca de manera muy conveniente haciendo que aproveche las mañanas y tenga mucho sueño por las noches. Y la semana anterior había reservado una visita guiada gratuita de una hora al Palacio de la Moneda. Tan simple como enviar un email a [email protected] y pedirles hora con una semana de antelación.
Para aquellos que se crean que el Palacio de la Moneda es un recinto donde hacen monedas (revisar vuestro libro de historia, chavales!) reconoceré que originalmente fue una fábrica de monedas pero en 1845 se convirtió en la sede del presidente de la república de Chile, actualmente de la presidenta Michelle Bachelet. Aunque sino estáis muy puestos en historia seguramente os sonará más Salvador Allende y un 11S que no tiene nada que ver con Nueva York. A decir verdad de pequeña estaba fascinada con el 11 de septiembre de 1973 así que haré un brevísimo resumen diciendo que Chile pasaba por un momento de inestabilidad y el ejercito aprovechó para tomar el control, lo que se viene llamando dar un golpe de estado. Pero el señor Allende lejos de dejarse coger o huir al exilio se armó hasta los dientes y se fue al Palacio de la Moneda.
Ahí pasó 4 horas mientras el palacio era bombardeado, gaseado y tiroteado, durante este tiempo consiguió enviar un mensaje gracias a radio Magallanes, la única radio que todavía no había sido tomada por los militares. Si queréis leerlo o escucharlo está aquí: http://es.m.wikisource.org/wiki/Última_alocución_de_Salvador_Allende
Cuando finalmente los militares consiguieron entrar Allende se suicidó. Y poco después Augusto Pinochet se convertía en presidente de la Junta Militar de Gobierno aka dictador de Chile hasta 1998. Luego Pinochet fue juzgado y eso es otra historia. Con esa idea en mi cabeza y sin saber muy bien como se trataba la historia desde Chile me encantó encontrarme una pared dedicada a él dentro del Palacio.
Aunque por supuesto eso es sólo una parte ínfima de la visita, donde el guía nos explicó la historia del edificio mostrándonos los salones, cuadros históricos y respondiendo todas las preguntas de un argentino curioso que no callaba.
Cuatro calles hacia el norte está la plaza de Armas con la Catedral, el edificio central de correos. Hacia el Este está la biblioteca Nacional, el teatro municipal, el palacio de justicia y lo más interesante el Cerro de Santa Lucía. Donde Pedro de Valdivia con sus 150 hombres y mujeres, incluyendo Inés Suarez, se paró y fundó Santiago. Si venís a Chile leeros Inés del Alma mía de Isabel Allende, no os arrepentiréis. Explica la historia de Inés de Suarez, el recorrido hasta llegar a lo que ahora es Santiago y su supervivencia. La moraleja es: “Sí, sí los hombres plantaron la banderita en Santiago, pero está de pié gracias a mujeres que la defendieron con uñas y dientes”. A mi fascinó poder determinar el punto exacto donde se paró un señor hace 474 años, el 12 de febrero de 1541, y decidió fundar una ciudad.
Un poco alejado del centro, zona historia y Starbucks de Santiago está la que fuera casa de Pablo Neruda, al lado del cerro San Cristóbal desde donde se puede ver la ciudad y si tenéis suerte la cordillera de los Andes. Por 2000 pesos ida y vuelta (3 euros) puedes ahorrarte la caminata de 45 minutos y aprovechar para estar en el parque metropolitano de Santiago, uno de los más grandes del mundo. El funicular de Pio No, no tiene una parada intermedia para ir al zoológico pero en la parte superior es donde están las vistas y la virgen María, que aunque no es una escultura muy grande se puede ver desde lo lejos.
No me quedo mucho tiempo en Santiago porque quiero bajar hacia Tierra del Fuego mientras dure el verano así que una vez pasado el Jet Lag y habiendo visitado un poco la ciudad miro la ruta que tengo que seguir.