¿Se casa Madonna?

¡Que no, que no, que no me lo he inventado!, que lo sé de muy buena tinta, mejor dicho de muy buena tecla, ya que lo he leído ya en varios sitios de internet, que Madonna podría pasar de nuevo por el altar.
Cuenta, las lenguas de doble, incluso de triple, filo que su actual novio Brahim Zaibat, 24 años menor que ella (una nimiedad), le ha pedido la mano, ya que quiere convertirla en una mujer decente, poniéndole una alianza en el dedo, y así convertirse en su tercer marido.

Y no se lo ha pedido, en la intimidad, del hogar que comparten, ni en una cena romántica a la luz de las velas, en un crucero por el Mar Egeo, ni en la cima del Everest, no, no, se lo ha pedido públicamente, durante un oficio de la Kabbalah, religión que ambos profesan, en Nueva York, para que esa petición, al igual que el posterior matrimonio, sea bendecida por el eterno creador.
¿Y que ha respondido a la novia? Pues de momento nada de nada, se tiene que tomar un tiempito para pensárselo, ya que después de dos matrimonios, fracasados, le ha tomado fobia a esta “santa institución” y tiene que meditar largo y tendido, la respuesta, que en teoría, sería para toda la vida.
Ella confiesa, que está enamorada de nuevo, y que una de las cosas, que le pide a su futura pareja, es que tenga una gran sintonía, con sus hijos, los propios y los adoptados y parece ser que Brahim, cumple con los requisitos, porque ella reconoce, que aunque sus hijos la llenan, por completo, necesita a un hombre en su vida.

Yo no sé si veremos a Madonna vestida de blanco, porque también, estaba enamoradísima de Jesús Luz, aquel modelo brasileño, que quitaba el hipo y que también la acompañaba a la Kabbalah y jugaba con sus hijos y de la noche a la mañana, lo cambió por Brahim, que debió de ser, que como ya había cumplido los 30, lo veía muy mayor para ella.

Lo que sí es seguro, es que Madonna, tendrá a todo el mundo en vilo, sobre todo a Brahim, esperando su respuesta y que no se le pase de moda el pedrusco, para poner en el dedo, que seguro le ha comprado, eso sí con el dinero de ella, porque el con su sueldo de bailarín, que por cierto ella le paga y no es muy esplendida, no creo le llegue.
Y lo que es más seguro, todavía, es que a mí, en caso de boda, no van a invitarme, claro que tampoco pensaba ir.