Revista Cine
Dólares de Arena (México-República Dominicana-Argentina, 2014), de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán. El cuarto largometraje de la pareja Cárdenas-Guzmán (Cochochi/2007, Jean Gentil/2010, Carmita/2013), tiene la desventaja que es una historia que hemos visto ya varias veces en los últimos años y, además, esas cintas antes vistas han sido mucho mejores.Me refiero a la temática del turismo sexual en el Tercer Mundo, ya tratada en Bienvenidas al Paraíso (Cantet, 2005) o, más recientemente, en Paraíso: Amor (Seidl, 2012). En el caso de Dólares de Arena, el escenario es República Dominicana, en cuyas playas una guapa jovencita, Noelí (Yanet Mojica), reparte sus atenciones entre algún anciano cliente y una amante más o menos de planta, Anne (Geraldine Chaplin reaparecida), quien se la quiere llevar a vivir a Francia. El novio de Noelí (Ricardo Ariel Toribio) empuja esta relación, porque quiere que la muchacha se vaya a Europa para que le mande dinero con el que, en algún momento, él también pueda viajar hasta allá.Cárdenas y Guzmán aciertan especialmente en el retrato de ese ambiente entre natural, carnal y decadente en el que se mueven sus personajes y la selección musical -con la participación estelar de la voz y la presencia de Ramón Cordero, quien se revienta el clásico "Causa de Mi Muerte"- es muy atractiva.
Ella es Ramona (México, 2015), de Hugo Rodríguez. La Ramona Godínez del título (o "Gordinez" o "Ramona Jamona" o "Ramona Gordinflona" como la apodaban en la infancia su egoísta hermana menor Sofi y su insoportable amiguita rubia Rosa) es una muchacha obesa pero no carente de atractivo que creció viendo los interminables pleitos de su mamá (María en su gustado papel de Rojo) y su papá (Juan Carlos Colombo), cuya muerte se atribuye ella algo de culpa, pues deseó con todo el corazón, abrazando a una "muñeca mágica", que las peleas de sus papás terminaran. Y, en efecto, las broncas acabaron: con la muerte de él. Este detalle y otros más hicieron de Ramona una supersticiosa que no sale de su casa sin ver su horóscopo y que cree que los makech (dizque) mágicos que le vende una tarotista de sospechoso acento francés (Leticia Huijara) le pueden cumplir todos los deseos.Rodríguez abusa de la voz en off (¿cuánto tiempo pasa para que no escuchemos la voz narrativa de Ramona, uno o dos minutos?), abusa de los recursos más simplones (el olor animado que surge de las deliciosas galletitas que cocina Ramona, el gag del perro aplastado accidentalmente por ella) y, en especial, abusa de los flashbacks sobre-explicativos (demasiado largos) y de los flash-forwards imaginados (se vuelven predecibles). Con todo, no puedo negar que la protagonista, la debutante Andrea Ortega-Lee es realmente simpática. Ella es el mejor argumento que tiene el filme que, en el mejor de los casos, apenas si aguanta el palomazo de fin de semana.
El Incidente (México, 2014), de Isaac Ezban. La opera prima de Ezban es un notable ejercicio en un género (casi) ignorado en México: la ciencia ficción. Mi crítica, publicada en el Primera Fila de Reforma el viernes pasado, acá.