Revista Cine
Tres anuncios por un crimen (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, EU, 2017), de Martin McDonagh. El tercer largometraje del inglés McDonagh está ubicado en el pueblito del medio-oeste americano del largo título en inglés y los tres anuncios se refieren a un reclamo que Mildred (Frances McDormand) le hace al jefe de la policía del pueblo, el amable, dedicado y agonizante de cáncer sheriff Willoughby (Woody Harrelson, espléndido): "VIOLADA MIENTRAS MORÍA", "Y TODAVÍA NO HAY ARRESTOS", "¿CÓMO, JEFE WILLOUGHBY?".Sucede que siete meses atrás, la hija adolescente de Mildred, Angela (Kathryn Newton), fue encontrada violada, asesinada y luego quemada y, desde entonces, las investigaciones no han avanzado un ápice. No es que el sheriff sea un inútil, sino que simple y llanamente no han encontrado evidencias que puedan resolver el crimen. Por supuesto, para una madre que perdió a su hija, nada de esto es suficiente, no los esfuerzos de la policía, no la buena voluntad del sheriff. Ella quiere ver resultados y ya. Los diálogos entre McDormand y Harrelson son, de lejos, lo mejor de la película: por un lado, una mujer que no está dispuesta a dejar que el caso de su hija se olvide -además de la razón natural, hay otra que tiene que ver con cierto sentimiento de culpa-; por el otro, un tipo decente que sabe que, en el fondo, Mildred tiene sus razones para hacer lo que hace, pero que está imposibilitado de .Hasta aquí todo bien. El problema de la película es un tercer personaje que, en el transcurso del filme, se transformará en el más importante de la cinta: el torpe policía racista Dixon (Sam Rockwell) que, al principio, actúa seguido por todos sus prejuicios habidos y por haber, torciendo la ley cada vez que puede, usando la fuerza bruta como última forma de reacción. Pero he aquí que, en algún momento de la película, sin que esté del todo justificado, Dixon se transforma en un buen policía, en un alma si no pura en camino a la purificación, en la personificación perfecta del votante racista de Trump que, en el fondo, no es tan malo ni racista. A otro perro con ese hueso. Más allá del apunte político, el asunto no es que Dixon no pueda merecer esa transformación moral. El problema es que el guion de McDonagh no lo hace creíble. Si a eso le sumamos personajes secundarios que agregan poco o nada a la historia -¿qué hace ahí Peter Dinklage, por cierto?-, Tres anuncios... termina desbarrancándose en su última parte, desperdiciando una interesante premisa y una sólida actuación de McDormand que, por lo demás, no hace más que una variación de su igualmente hosca Olive Kitteridge de la superior teleserie del mismo nombre dirigida en 2014 por Lisa Chodolenko. (* 3/4)
Apuesta maestra (Molly's Game, EU, 2017), de Aaron Sorkin. La opera prima como cineasta del oscareado guionista Sorkin es un laaaaaargo y verborreico filme confesional sobre cierta organizadora de partidas de pókar clandestinas que es detenida por el FBI. Esta historia exigía a alguien como Scorsese y, por supuesto, Sorkin no lo es. No es culpa, claro, aunque sí lo es que esté tan enamorado de sus diálogos. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado. (*1/2)
Lo más sencillo es complicarlo todo (México, 2018), de René Bueno. Este vehículo de lucimiento -es un decir- de la exniña actriz ya crecidita Danna Paola parte de una premisa similar a la de La boda de mi mejor amigo (Hogan, 1997) solo que sin un ápice de gracia, desprovista del mínimo timing cómico y, por supuesto, con la mencionada Danna Paola en lugar de Julia Roberts. Ya escribiré de esta película en la semana. (++)