Febrero tuvo una interesante experiencia para mí. A fines del año pasado, preparando los cursos que la Dirección de Cine y TV de San Marcos ofrecería para el verano, me ofrecieron que dictara un curso de apreciación cinematográfica para niños. Mi primera reacción fue la del que piensa que la comunicación con niños requiere una paciencia invencible, un lenguaje pueril y una permanente sonrisa de oreja a oreja. Al pensarlo por segunda vez supe que teniendo como aliado y objeto de estudio al cine, mi supuesta incapacidad pasaría desapercibida. Así que acepté y lo ofrecimos junto a cursos de realización de ficción, guión y otras destrezas del cine, a cargo de gente mucho más experimentada que yo. La edades de mi alumnado (tal vez un intervalo disímil entre sí) estarían entre los 9 y 13 años. El costo sería de S/.100 soles, el más barato de todos los cursos. Pasó todo enero y no tuvimos ningún inscrito. Al parecer a los padres de familia no les parecía una inversión productiva que sus niños conozcan el cine, más allá de las salidas de domingo, en lugar de hacerlos sudar la gota gorda en actividades más edificantes como el futbito, el volley o simplemente atormentándolos con nivelación en matemática.
Al borde de la decepción, me propusieron que el curso se ofreciera gratis, como para ver qué tal sale. Dos semanas después ya teníamos 20 matriculados y hubieran seguido inscribiéndose si no hubiéramos puesto el tope ahí. Por un momento entré en pánico al ver que era inminente que estaría a cargo de 20 chiquillos por dos horas durante ocho clases. Pero las cosas salieron mucho mejor de lo imaginado. Para comenzar eso de enseñar cine a niños es un “juego de niños”. Lo primero que hice fue pasarles un cuestionario sobre sus preferencias cinematográficas y lo último que vieron en el cine. Aunque mayoritariamente están al tanto del cine de animación, hubo quien había visto “El sustituto” de Clint Eastwood. Imagínense, una niñita de 10 años, Daniela, cuyos “irresponsables” padres permitieron ver tremendo drama. Inmediatamente supe, lo que ya sospechaba, que los alumnos están tan familiarizados con el lenguaje audiovisual que un curso de apreciación debía ser un viaje hacia la diversidad que ese placer ya conocido tenía para ofrecerles.
Después de una clase introductoria en las que les presenté la primera sesión del cinematógrafo de los Hermanos Lumiere y un corto de vaqueros casi tan antiguo como el cine mismo (“The Great Train Robbery”,1903), las siguientes clases estuvieron dedicadas a los géneros: la comedia, la Ciencia Ficción, el horror y el musical. Para cada sesión preparaba diapositivas con conceptos de cada género que alternaba con fragmentos de películas representativas. También hubo una clase, con cámara en mano, sobre el lenguaje audiovisual. Culminamos con las técnicas de efectos especiales y el cine de animación. La respuesta de los niños fue bastante buena. Algunos participaban y en general no veía en sus caras lo que tanto había temido: expresiones de desinterés o aburrimiento. Y eso que es bien sabida la sinceridad de los niños.
Lástima que no todos los alumnos inscritos al inicio llegaron hasta la última clase. Quizá se debió a la poca importancia que le dan algunos padres a lo que no les costó abrir la billetera. En fin fue una gran experiencia que quisiera repetir y mejorar, por ejemplo, mi capacidad de improvisar en mis explicaciones. Estamos buscando otras instituciones o municipalidades que puedan estar interesadas en ofrecer este mismo curso a los niños de su comunidad. Que yo sepa esto no se ha hecho antes en Lima. Una herramienta de comunicación tan poderosa como el cine no se debe tomar a la ligera como pretenden hacernos creer lo que hacen películas “para niños”. Así que si trabajas o sabes de alguna organización que pudiera estar interesada, pásame la voz…
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