Revista Cultura y Ocio

Sirenas

Por Cayetano

Sirenas Fuente de la imagen by Dustfinger4242564
Hijas de Calíope y de Aqueloo, híbridos de mujer y ave, ninfas del agua, de canto mágico, su música llegaba directamente al corazón de los que se aventuraran por el mar. Según la mitología tradicional recogida por la Odisea, se trataba de seres fabulosos que habitaban en el estrecho de Sicilia. El que oía el dulce canto de las sirenas estaba perdido irremediablemente, porque estos monstruos atraían a los incautos hacia las rocas, donde encallaban o se estrellaban con sus naves y eran ahogados o devorados. Ulises, advertido por la diosa Circe, quiso oír el dulce y letal canto. Obligó a sus marineros a que se tapasen los oídos con cera y que a él lo amarraran al mástil mayor del barco. Cuando atravesaron la zona donde estaban las sirenas y la melodía comenzó a surgir con su poder hipnótico y fatal, Ulises pidió a los suyos que lo desataran, pero éstos no lo podían oír. Gracias a esto salvó su vida. Posteriormente, el imaginario colectivo dotó a estos seres de cola de pez y de gran belleza. Es decir que de monstruos alados, peligrosos y terribles se convirtieron en hermosos seres delicados y gráciles. Muchos pescadores solitarios sueñan todavía con pescar en alta mar una bella sirena que les proporcione compañía y solaz. Aunque dudo mucho de que les pueda servir de alguna utilidad dada su condición de “semipez” o de “semimujer”, según se mire. En todo caso, una situación engorrosa.
Sean animales alados o con cola de pez, oír cantos de sirena no vaticina nada bueno.
Hay sirenas hoy entre nosotros disfrazadas de padres de la patria (la grande, la mediana y la chica), de personajes influyentes, de políticos incorruptibles… que intentan llevarnos a la perdición para que nuestra nave se estrelle contra las rocas de los farallones y los acantilados y después hacerse con nuestros despojos y devorarnos impunemente.

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