Uno de los más llamativos y distintivos, y también de los más parecidos a las abejas, es la llamativa Myathropa florea. Este es un macho, el primero para mí del año.
También distintivo e inconfundible es Episyrphus balteatus, presente a lo largo de todo el año y siempre muy activo.
Característico por su larga probóscide es el género Rhingia; aunque no son muy frecuentes la especie con la que más probabilidades tenemos de encontrarnos es Rhingia campestris.
De entre los de pequeño tamaño una de las especies más reconocibles por el dibujo de su abdomen es Meliscaeva auricollis. Pude ver dos libando en flores de Stellaria, que me sirven para ilustrar la principal diferencia entre los machos y hembras de muchos sírfidos: los machos tienen los ojos juntos y las hembras separados.
De tonos oscuros es uno de nuestros sírfidos más distintivos, Scaeva pyrastri. Especie muy inquieta, es difícil pillarla a menos que se pose a reposar, como esta hembra.
Por su consistencia parecen moscas de plástico cuando se las ve, al género Xanthogramma, cuya especie más habitual es Xanthogramma pedisequum.
El género que da nombre a la familia es el género Syrphus, que cuenta aquí con varias especies difíciles de diferenciar. Este macho podría ser con gran probabilidad Syrphus ribesii, que es el más frecuente.
Y también con diversas especies está el género Chrysotoxum, fácil de reconocer porque es muy peculiar, pero ya más complicado de separar a nivel de especie. Esta hembra que pude fotografiar probablemente pertenece a la especie Chrysotoxum festivum.
Los sírfidos son insectos muy bonitos, y además muy útiles. Grandes polinizadores de adultos, cuando son larvas consumen gran cantidad de pulgones.
Para observarlos lo mejor es buscar las pequeñas corrientes de agua, como regatos, arroyos, etc, y rastrear las riberas florecidas, en esta época del año muy exuberantes. Sienten una enorme atracción por estos medios.
