Revista Arquitectura

Sobre un bajante en la fachada de la casa Schröder

Por Jaumep
Sobre un bajante en la fachada de la casa Schröder
Estuve convencido durante años que la casa Schröder no era una casa. Su grado de abstracción, su composición antipática, inhumana, a base de planos, barras, colores, tan bella, tan virtuosa como distante, me atraían y repelían simultáneamente. Tengo manía, mucha manía, a las casas-manifiesto.
… y es que, ¿quién quiere vivir en una casa-manifiesto? Son incómodas, tendentes al frío, a las goteras. No están pensadas ni a escala humana ni para sus habitantes. Los manifiestos de carácter privado son, realmente, una putada, y maldigo a los arquitectos que osan construirlos.

Sobre un bajante en la fachada de la casa Schröder

Foto de época: ahí están ya los bajantes.

El otro día revisité la casa a través de las fotografías aparecidas, hará un tiempo, en la revista 2G, destinadas a contrastarla con la hilera de casas de la que es tapa primero y a exhibirla, después, con todo su carácer de monumento. Súbitamente lo vi claro: Gerrit Rietveld, uno de mis arquitectos favoritos, no podía haber fallado allí, no en casa de su amante. No en una casa que fue habitada por ella durante toda su vida.
Su carácter de manifiesto se perdió en la construcción. La lluvia, el frío, la propia resistencia de los materiales lo traicionaron.
Las barras que soportan los balcones no son tales. Son perfiles IPN, de reciente aparición entonces, plantados como pies derechos, que soportan lateralmente otro perfil del mismo tipo que soporta el balcón.
Un pequeño cimiento aparece para protegerlos de la humedad.
Un pequeño roblón une los dos IPN.
Los planos: planos abstractos, valga la redundancia. En la realidad, la lluvia. Dos de los planos blancos más importantes aparecen atravesados por un bajante pluvial. Estratégicamente situadas, rejillas de ventilación.

Sobre un bajante en la fachada de la casa Schröder

plano dibujado por Rietveld: ¿Dónde están los bajantes?

No es un manifiesto: es una casa. La construcción se fuerza hasta donde se puede. Más allá no hace falta ni es necesario: esta es la esencia del toda la arquitectura de Rietveld.
Si la casa se pudiese hacer más abstracta dejaría de ser una casa. Dejaría de ser aprovechable para los habitantes. Dejaría de tener alma.
Sobre un bajante en la fachada de la casa Schröder

Sobre un bajante en la fachada de la casa Schröder

los bajantes, los cimientos: arquitectura imperfecta.

Joan Miró empezaba a pintar sus telas por los accidentes, por las discontinuidades, por las imperfecciones. Sobre ellas, la idea. El conjunto. La pintura.

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