O de como la materia prima de calidad hace que una receta sin cocina se convierta en algo extraordinario.
- Un tomate que sabe a lo que es, de color rosa por su tendencia a esa coloración al madurar y con denominación de origen de Barbastro (Huesca).
- Un aceite de trufa que me vuelve loca y que se vino conmigo desde Campo di Fiori en Roma.
- Escamas de sal de La Camarge francesa.
- Un aceite de oliva virgen extra que no necesita venderse.
- Y unas hojas de esa albahaca que,últimamente,me quita el sentido.
A mi me faltó tiempo para fusilarle a Belén la receta en cuanto la publicó.Y aquí, ves el origen de la receta.
¡Qué falta me hacía que volvieras!
Ingredientes
- Un tomate rosa
- Aceite de trufa
- Sal en escamas o flor de sal
- Aceite de oliva virgen extra
- Hojas de albahaca fresca
- Pela el tomate y saca la parte central sin abrirlo.
- Pincha la carne del tomate
- Vierte el aceite de trufa de manera que penetre por los cortes que has hecho.
- Pon la sal por el tomate
- Fríe las hojas de albahaca en una cucharada de aceite de oliva unos segundos y coloca sobre el tomate.
- Puedes poner el aceite de freír la albahaca en el fondo del plato.