Un disco extraño, el de East India Youth, y es que a pesar de ser uno de los primeros fichajes (¿el primero?) que hicimos en este 2014, los primeros temas que avanzó William Doyle no permitían imaginar ni de lejos el sorprendente álbum que iba a publicar el de Bournemouth.
A ver si lo explico bien: escuchar de una sentada las once pistas que integran “Total Strife Forever” puede suponer un cierto esfuerzo, o por lo menos sí lo supondrá para aquellos no habituados a lidiar durante tantos minutos con texturas cercanas al ambient, y una inusual alternancia en la secuenciación entre los cuasi-hits (que los hay) y largos cortes de cariz experimental. En mi caso, y a pesar de los meses transcurridos desde enero -momento en que el álbum fue publicado- me reconozco incapaz de decidir si hubiera preferido un disco enteramente enfocado hacia el pop electrónico (a eso suena exactamente la celebrada “Dripping Down“), la electrónica más aguerrida (“Hinterland“) cercana a las texturas de Fuck Buttons (no exagero: dadle una escucha a “Coastal Reflexions“, del EP anterior a este debut), o incluso un disco más volcado hacia los serenos paisajes de vanguardia a los que me refería anteriormente. Me incomoda esa indefinición, y no sé si realmente debería ser así, pero creo que de alguna forma es algo que me impide disfrutar del disco como debería.
Quizás me resulte más sencillo hablar de lo que me gusta, así que obviaremos el desconcierto que supone escuchar un tema tan experimental (¡después de una intro!) como “Total Strife Forever I” cuando lo que uno espera es encontrarse con cosas como “Dripping Down“, una pista que es casi indietrónica, y que sin embargo no renuncia al gesto extraño de tener la portería vacía a tiro y no rematar.
La otra canción accesible del disco es “Heaven, How Long“, una odisea sonora cuyo insípido comienzo apenas permite intuir lo que va a suceder a continuación. Creciendo con el minutaje, al minuto y medio uno no sabe muy bien si estamos ante Hurts, Chvrches, M83, o el enésimo remedo de los patrones dislocados de The Knife, pero es que cuando orillemos los cuatro minutos aquello ha derivado en kraut que brilla en el cielo (ahora copio de Pitchork, pero es que la comparación me parece muy apropiada y no me resisto a incluirla) con el fulgor de una supernova. El único pero quizás sea precisamente ese: se trata de una de esas canciones con una primera escucha a-co-jo-nan-te, en la que cualquier cosa es posible, pero con la repetición del tema (una vez que se ha diluído el efecto sorpresa) queda esa sensación de promesa no del todo satisfecha.
“Looking For Someone” (hola, Animal Collective) también tiene una cierta pegada, aunque el complejo batiburrillo entre electrónica, pop y órganos de iglesia es de todo menos usual. No voy a detenerme demasiado en ella: ya estoy escribiendo acerca de “Song For A Granular Piano“, un tema por el cual siento una predilección bajo la cual se enmascara seguramente el deseo de rehuir de los temas más fáciles. Es escuchar ese piano, y hacerse evidente que la influencia más obvia es la música de vanguardia que con ese instrumento han firmado nombres como Philip Glass o Brian Eno, y que tan bien están reiterpretando (cada uno desde su campo de trabajo, claro) artistas como James Blake o Douglas Dare. Quizás (ya lo he reconocido por aquí) me parece que este último haya estado más fino que Doyle en el modo de cohesionar un buen álbum, pero desde luego la escucha de esta flotante pista (la que sonará cuando le deis al botón de reproducción de abajo) hará que más de uno se sienta tentado de bucear en el profundo mar de sintetizadores del largo.
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2014, East India Youth, Stolen Recordings, Total Strife Forever, VanguardiaEnlace permanenteDeja un comentario