Aunque los fríos castellanos se retrasan más de la cuenta, pendiente tenía compartir con vosotros un cálido viaje que realicé a Sitges , con la excusa del concierto de U2 en Barcelona del pasado 5 de octubre , y del que me traje muy buenos recuerdos y algún vino, como este que hoy os traigo ; he de decir que Sitges me encantó, es un pueblo que vive del turismo, pero ha sabido mantener la esencia de su pequeño comercio, y recomiendo su visita ; sin duda tuve suerte de evitar los atascos del verano, pero en octubre, una semana antes del Festival de Cine de Sitges, la ciudad sigue abierta .
Mi parte de alma griega siempre se acelera con la cercanía del mar , y el paisaje de esas pendientes de El Garraf , llenas de matorrales , que parecen querer lanzarse al mar, dan a la zona un interesante acento salvaje ; en mi viaje a Barcelona, me salí de la moderna (y muy cara) autovía de Sitges , y me lancé por la carretera costera, con curvas serpenteantes , que asemejaban los puertos cantábricos de hace décadas, pero que dan una perspectiva de la costa y de sus acantilados sobre el mar, que no debes perderte ; de vuelta en Sitges , era obligado acercarme al Hospital de San Juan Bautista ; para el turista ocasional, está claro que existen dos Sitges, uno al norte de la vía ferrea , donde habitan los lugareños y se encuentra este celler , y otro al sur, donde Sitges te atrapa con su encanto turístico ; una vez llegas a sus verjas, ves como el viñedo se encuentra dentro del propio hospital, rodeado de edificios de apartamentos , a semejanza de las ruinas romanas que uno recuerda en Tarragona, pared con pared con edificios de viviendas ; era domingo y no pude ir mas allá, pero ver las viñas me tentó a hacerme pronto con una botella de malvasía, y siguiendo las recomendaciones de Joan Pallarés o colorsdelvi.cat , no sólo me quedaría con la famosa malvasía dulce .
La llegada de la malvasía a la zona de Sitges puede datar del S. XIV , teniendo un gran peso especifico en la zona , pero la filoxera y otros elementos externos , hicieron que la malvasía fuese perdido su ventaja en favor de otros cultivos ; este viñedo en particular debe su actual existencia a Manuel Llopis i de Casades , que viendo el inexorable camino hacia la desaparición, de la malvasía de Sitges, legó al Hospital , su celler y su viñedo, y eso ha permitido que hoy siga estando vivo y en pleno funcionamiento.
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Al fondo la malvasia de Sitges en el Hospital de San Juan