Dejo hoy por aquí una -otra- fabulosa recomendación de Jaime (Popcasting), de principios de febrero, si no recuerdo mal. La canción la firma una artista del que no había oído hablar en mi vida, pero al que, a tenor de lo escuchado, más nos valdría prestar atención. Tres meses han pasado desde aquella primera audición, y oye, no hay manera de sacarla de mis habituales listas de reproducción: la dulcísima “Sweet Marie” (sin “Absolutely”) que publicó en 2015 Mike Gale como avance de su album de debut en solitario (por lo que se ve, el tipo es además líder de una banda con un cierto reconocimiento llamada Co-pilgrim) se adscribe estilísticamente a aquello que llaman reverbcore, y ciertamente hay mucho de temblor en ella. No sólo en sus guitarras: la delicada composición de Gale es de esas canciones que le dejan a uno el alma un poco arrugadita, con su acertadísimo equilibirio entre emoción y sencillez acústica, y aún después de terminar, algo (tristón, pero exquisito) parece quedarse vibrando en el aire durante unos segundos…
Pensad en algo así como Elliot Smith meets Dennis Wilson llegando a nosotros desde la lejanía. “Sweet Marie” comparte con las canciones de los anteriores (y con algunas de de Justin Vernon, si me estiro) esa cualidad íntima y honesta que uno imagina en las oraciones de los demás, y de un modo extraño le hace sentir a uno un intruso afortunado: como si tanta belleza fuera el resultado de un acto inicialmente privado del que, merced a los caprichos del eco,hemos acabado por ser partícipes.
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