Revista Cultura y Ocio
A los pocos minutos de que el tren saliera deSants Estació, la luz se cortó en toda la formación. La oscuridad era absoluta, apenas perforada por las bombillas de las casas del extrarradio que pasaban frente a mi ventanilla como amenazadores cometas incandescentes que me permitían intuir los rostros de sorpresa de los demás pasajeros. Algunas tosecillas y carraspeos denunciaban cierta intranquilidad en el ambiente, sin embargo nadie llegó a mostrarse en verdad preocupado. Por unos milisegundos, la luz quiso volver, pero no fue más que eso: un destello de luminosidad en el cual me pareció ver que las dos muchachas que se encontraban sentadas frente a mí estaban completamente desnudas. Mi reacción fue instintiva, sacudí la cabeza y me llevé las manos al pecho para -no sé- constatar si yo tenía la ropa puesta. Por supuesto, estaba vestido. Luego pensé que podían faltarme cosas, así que revisé los bolsillos de mi abrigo, pero estaba todo en su lugar, así como las escasas pertenencias que llevaba en la mochila. La luz volvió muy pronto y el vagón se veía en orden, seguramente mi cerebro inundado de cerveza me había jugado una mala pasada. El viaje continuó con total normalidad, aunque no conseguía explicarme por qué no dejaba de moverme en mi asiento, como asaetado por una molestia profunda y sin embargo difusa. Ganas de ir al baño, tal vez, así que ni bien bajé enVilanova i la Geltrú, corrí a los sanitarios de la estación para descargar los restos de las Mahous que había bebido con mis amigos de Barcelona. Cuando me desabroché los pantalones, entendí la causa de mi incomodidad: debajo llevaba unas bragas rojas muy apretadas, pero qué embromar, me dije, si lucían muy sensuales y además eran deVictoria’s Secret. En definitiva, la peor parte se la habría llevado alguna de las dos jovencitas del asiento contrario, quien a esa hora estaría vistiendo unos calzoncillos flojos y viejos… y con alguna sorpresa desagradable adherida a la tela, debido a los varios días de uso, claro está.
Dedicado a Marta Coloma: www.relatosmarta.blogspot.com