El hombre que supo hacernos reír pelando una manzana
Dicen que las desgracias nunca vienen solas, aunque tres en menos de 24 horas parecen demasiadas lo mires por donde lo mires. Tras los decesos de José Luis Borau y Larry Hagman, este fin de semana también será recordado por el fallecimiento del gran Tony Leblanc, uno de nuestros humoristas más ilustres y veteranos, a la edad de 90 años víctima del cáncer.
Ignacio Fernández Sánchez -su nombre real- fue conocido por las nuevas generaciones como el quiosquero de Cuéntame y el padre de Torrente, papel que le valió su segundo Goya (cuatro años antes había recibido el de Honor), aunque fue a mediados del siglo XX, en películas como Los tramposos, Las chicas de la Cruz Roja o Historias de la televisión, cuando se convertía en uno de los cómicos más famosos de nuestro país. En 1983 sufría un accidente de tráfico que lo apartaría de la escena hasta los 90, cuando recibió la llamada de Santiago Segura.
Su currículum se compone de casi un centenar de trabajos como actor y tres títulos a comienzos de los sesenta como director y guionista, así como de incontables apariciones televisivas y obras de teatro desde que debutara en sus escenarios a la tierna edad de 7 años. Una carrera muy prolífica que no le impidió desarrollar otra de sus pasiones, la composición de pasodobles, más de 500. En su juventud también fue boxeador, futbolista de tercera división y -como él mismo reconocía- mujeriego empedernido. Ésto último sólamente hasta los 30 años, cuando se casó con su esposa porque "se quedó un poquito embarazada. A partir de ahí, solo me interesó su amor", afirmaba en su biografía publicada en 1999.
Tras el salto os dejo su mítica actuación en el programa Martes de Fiesta, donde prometió realizar "algo nunca antes visto en televisión", así como una entrevista de hace sólo unos meses en Cine de Barrio realizada por Concha Velasco, buena amiga suya con la que llegaron a relacionarle sentimentalmente. "Ya me hubiera gustado", fue siempre su respuesta.
Vía El País.