Esta tarta es un clásico, y aunque hoy en día no está demasiado de moda pero como hoy la he hecho para entregar pues he decidido subirla ya que tiene muchos adeptos, encanta a todo aquel al que le guste la yema.
Es una tarta de yema se puede decir eso porque lleva yema por dentro y yema por fuera y muy poca cosa más, es un bizcocho que no lleva azúcar y sólo un poco de maicena, lo demás es todo huevo, un almíbar que emborracha el bizcocho y que es el que le proporciona el dulzor y una cobertura de nuevo de yema. Es un bocado fino y exquisito.
Tendréis que perdonarme que no tenga fotos del corte y casi no tengo fotos ni de la tarta, la cosa es que cuando ya la tenía hecha y la iba a meter en su caja para entregarla he pensado que no tenía esta receta en el blog y que bien merecía la pena, así que he sacado la máquina a la carrera y le he hecho un par de fotos a todo correr y de aquella manera. He cerrado la caja y la he entregado junto con un ruso típico de Bilbao que me habían encargado.
INGREDIENTES:
Para el bizcocho:
11 yemas
1 huevo entero
40 g de maicena
Para el almíbar de calar:
100 g agua
250 g azúcar
Corteza de naranja (sin lo blanco)
un chorrito de cointreau
Para la yema que recubre:
6 yemas
2 cucharadas de café de maicena
150 g de azúcar
100 g de agua
Para decoración:
Azúcar glas
MODO DE HACER:
1. Precalentar el horno a 160º C.
2. Montar las yemas y el huevo hasta que tripliquen el volumen y estén muy firmes. Se tardará unos 10 minutos más o menos.
3. Añadir la maicena sobre los huevos e integrar con movimientos envolventes.
4. Encamisar un molde de 24 cm con grasa y azúcar glas y pasar la mezcla al molde (altura máxima 3/4 de la altura del molde). Para esta tarta yo suelo usar moldes de aluminio de los desechables con bastante altura, me gustan esos porque sube muy bien la tarta y porque despega genial del fondo y las paredes lo que ayuda mucho a desmoldar.
5. Hornear al baño maría durante unos 15-20 min (controlar con una aguja que esté hecho, cuidado que no se pase). Para el baño maría lo que hago es poner agua en la bandeja de horno más profunda que tengo y poner encima el molde con la masa del pastel.
6. Mientras tanto preparar un almíbar flojo poniendo al fuego todos los ingredientes y llevándolos a ebullición. Reservar.
7. Cuando se saca del horno, sin desmoldar, se pincha un poco el bizcocho con una brocheta y se baña con el almíbar de calar. Usar todo el almíbar porque el bizcocho lo absorberá todo y hay que tener en cuenta que el bizcocho no lleva azúcar y que este almíbar será el que ponga dulzor a la tarta y además la tarta tiene que quedar húmeda por dentro.
8. Se deja reposar durante 24 horas, bueno, con 12 es suficiente :), si haces la tarta por la noche la puedes terminar por la mañana.
9. Para la cobertura de yema: se baten las 6 yemas con la maicena
10. Se prepara un almíbar a 118ºC con el agua y el azúcar.
11. Se echa el almíbar sobre las yemas sin dejar de remover en ningún momento.
12. Se pasa la mezcla de nuevo al cazo y se pone al fuego otra vez hasta que espese. La textura tiene que ser la de unas natillas muy gordas.
13. Al día siguiente se desmolda el bizcocho, se pone la yema sobre él y se extiende en una capa uniforme.
14. Se deja que seque un poco la capa de yema y se espolvorea con azúcar glas haciendo unos rombos con una espátula (se pueden quemar las rayas con soplete si se quiere, yo no lo he hecho).
Y ya sólo queda degustar esta maravilla de yema!
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