¿Quién no echa de menos esos dramones de la época clásica del cine que acababan con nuestra reserva de pañuelos y, como en plena catarsis, en los que sufríamos… pero que contentos nos quedábamos? Nicholas Ray y Douglas Sirk en el pasado o Michael Haneke y Lars von Trier hoy en día han secado por una buena temporada nuestros lagrimales. El melodrama es un género malquerido por regla general, dada la tendencia a utilizar de manera exagerada golpes de efecto, que sustraen el interés del producto final. Cuando la alquimia funciona y la dosis es la adecuada, se convierte en un placer inmenso, como en el caso de The Broken Circle Breakdown, que retoma al pie de la letra la etimología de sus términos griegos: mélos (música) y drama (acción dramática).En cuanto al aspecto sonoro de la película, las canciones están tan bien integradas en la narración, que forman un conjunto inseparable. El Bluegrass de la banda sonora, estilo derivado del country, penetra de tal manera en el cerebro que cuesta separarse de él, como le ha ocurrido al público belga que ha logrado que la música del film se venda más que la banda sonora de Titanic. Todo un récord.Respecto a la historia de esta lograda adaptación de la obra de teatro de Johan Heldenbergh y Mieke Dobbels, The Broken circle breakdown featuring the Cover-Ups of Alabama, el inicio no puede ser más prometedor. Una bella e inteligente mujer (que se tatúa cada relación en su cuerpo) conoce a un sexy y divertido cowboy. Un flechazo inmediato y la tórrida relación acaba en fusión que porta sus frutos sin tardar, un adorable bebé.La felicidad no puede ser mayor, en un principio, entre esa pareja satisfecha al 100% y, posteriormente, en esa familia que va construyendo un rancho en tierras del vaquero belga y canta los fines de semana ante un público prendado por la armonía y el encanto de sus voces. Pero los ranchos, por muy altas que pongan sus barreras, no impiden que lo impensable invada la dicha de sus habitantes.¿Cómo superar lo insuperable? ¿Quién puede tocar el cielo y resignarse, poco tiempo después, a vivir a ras del suelo? ¿Por qué la esperanza puede ser más dura que la resignación? ¿Hasta cuándo buscaremos a un culpable cuando éste no existe? Los dos sublimes interpretes Johan Heldenberg (en su tercera colaboración con el director) y, sobre todo, la actriz, Veerle Baetens (que ya ha empezado a ordenar sus estanterías para hacer espacio para todos los premios que va a cosechar, como también le está ocurriendo a la película: Label Europa Cinemas en la Berlinale o mejor guión en Tribeca) te dejan anonadado desde la primera secuencia.Toma nota de inmediato: Felix Van Groeningen, en su cuarta película pasa a la velocidad superior. De lo mejor del año. Arrasará en la taquilla mundial, su estructura narrativa conquistará a la crítica, sus intérpretes enamorarán al público y puede que se cuele en las nominaciones de los Premios de Cine Europeo. Las penas, con música, se llevan mejor.