Esto es francamente infumable. A Luc Besson se le ha ido definitivamente el punto. Y aunque está fabulosamente respaldado por unos actores estupendos y tiene dos puntos dos o medio punto simpático al principio, llegas al minuto quince y te duermes. Te duermes y te quedas soñando con Michelle Pfeiffer, que es maravillosa pero no hace falta ver este tostón para disfrutar de ella.