He de decir antes que nada que no me gusta en absoluto el boxeo, me parece horrible que se llame deporte al hecho de poner a dos personas en un ring y pagar por ver cómo se machacan, muchas veces llegando a producirse lesiones realmente graves e irreparables. Para mí es un acto de barbarie, y sin embargo, es innegable que el boxeo ha dado grandes clásicos del cine. Sin llegar a tanto, The fighter de David O. Russell es una buena película, aunque por mi aversión al boxeo no haya terminado de emocionarme. ¿Por qué he ido a ver entonces una película de este tipo? Bueno, no siempre puedo elegir yo las películas, y en esta ocasión no me tocaba elegir a mí. El film está basado en la historia real de dos hermanos, Dicky y Micky. El primero de ellos, interpretado magistralmente por Christian Bale, logró un gran éxito como boxeador, pero su decadencia actual es imparable, está enganchadísimo al crack y sus decisiones erráticas como entrenador están poniendo en peligro la emergente carrera como boxeador de su hermano Dicky (un Mark Wahlberg bastante inexpresivo y que queda totalmente eclipsado al lado de Bale). Su madre (Melissa Leo, otra de las grandes actuaciones de la película) es una manager un tanto peculiar, posesiva con sus hijos, ve con malos ojos la relación de Micky con Charlene (Amy Adams está estupenda cuando sale de sus papeles en pelis románticas), ya que esta trata de convencerle de que se aleje de su familia si quiere triunfar. La película tiene una gran parte de combates de boxeo, originalmente rodados, ya que tratan de imitar los combates retransmitidos en televisión, lo que le da un aire de gran veracidad. Sin embargo, también hay una gran parte de historia personal, y es esta la que me ha gustado. La relación de los dos hermanos, las adicciones de Dicky, la madre sobreprotectora, la pequeña población en la que viven, hundida en el paro y en la que todos se conocen. La película tiene siete nominaciones a los Oscar, entre ellos a mejor actor secundario para Christian Bale, que se merece sin duda este galardón. Confieso lo mucho que me gusta este actor desde siempre, es asombroso cómo consigue mimetizarse con el personaje, en pantalla no estás viendo a Bale, si no a un ex boxeador acabado por las drogas. No sólo es su increíble transformación física, si no una interpretación a la altura de los grandes actores de siempre.