Una serie de asesinatos han tenido lugar en el pueblo de Vandorf y en todos los casos la víctima se ha convertido en piedra. Después de que Sacha (Toni Gilpin), una joven del lugar, aparezca muerta de la misma manera, las sospechas recaerán sobre su amante, un artista llamado Bruno Heitz (Jeremy Longhurst). Cuando el grupo que le busca encuentra su cuerpo sin vida colgando de un árbol, todos piensan que él es la mente maligna que está detrás de los crímenes. Sin embargo, su padre, el profesor Heitz (Michael Goodliffe), no está de acuerdo con esta teoría por lo que comenzará una investigación para descubrir la verdad que se esconde tras estas extrañas muertes.
En 1963, los ejecutivos de la Hammer recibieron la sinopsis de una historia que tenía en mente el escritor canadiense John Llewellyn Devine. Dicha historia sería la base de “The Gorgon”, cuyo guión sería desarrollado por el escritor y director John Gilling. Fundamentalmente, Gilling se encargaría de eliminar algunas de las ideas descabelladas que contenía el borrador de Devine, como por ejemplo la noción de que algunos de los personajes utilizaran máscaras para así evitar mirar directamente a la Gorgona. Posteriormente el guionista se mostraría bastante decepcionado con los cambios a los que sería sometido su guión por parte del productor de la Hammer, Anthony Hinds, quien reescribiría gran parte del prólogo cambiando la mayoría de los diálogos, lo que a gusto de Gilling mancilló uno de sus mejores trabajos como guionista. Los problemas continuarían durante el proceso de producción de la cinta. (Advertencia: Si no has visto aún el film, es preferible que continúes leyendo desde el siguiente párrafo). Cuando la actriz Barbara Shelley se sentó en la silla de Roy Ashton para realizar algunas pruebas de maquillaje, la intención era que Shelley interpretará tanto a Carla, la ayudante del Doctor Namaroff (Peter Cushing), como a la temida Gorgona. Teniendo esto en mente, ella sugirió que se podría utilizar una peluca que estuviera compuesta por algunas culebras vivas para así darle una apariencia más realista a la villana. Lamentablemente para ella, el productor Anthony Nelson-Keys no sólo haría caso omiso a sus sugerencias, sino que además terminaría cediéndole el papel de la Gorgona a la actriz Prudence Hyman.
Sería el supervisor de efectos especiales, Sid Pearson, quien estaría a cargo de la construcción de la cabeza de la Gorgona, para lo cual utilizaría doce serpientes de látex las cuales tendrían cables insertados, con los que Pearson esperaba dar la impresión de que se encontraban en movimiento. Curiosamente, la cinta tendría algunos problemas tanto con los organismos de censura británicos como con los norteamericanos, debido a dos escenas en particular; el prólogo donde Sasha posa semidesnuda para su novio Bruno Heitz, y aquella en la que el personaje de Cushing le remueve el cerebro a uno de los cadáveres que llegan a su morgue. Eventualmente, los ejecutivos de la Hammer conseguirían conservar ambas escenas intactas por lo que pudieron ceñirse completamente al guión original. Por otro lado, “The Gorgon” volvía a reunir al director Terence Fisher con Christopher Lee y Peter Cushing, con quienes había trabajado por última vez en “The Mummy” (1959). Para Fisher, esta cinta tenía especial importancia ya que el director aún se encontraba dolido por los malos resultados que obtuvo su último film al interior de la Hammer, “The Phantom of the Opera” (1962). Además, para el director siempre era una agrado trabajar con Lee y Cushing, a quienes él consideraba como dos de los mejores profesionales de la industria.
Como se menciona en la sinopsis, todo comienza en el pequeño pueblo de Vandorf, donde una joven le comenta a su novio, un artista con fama de bohemio, que está embarazada. En un acto de impulsividad, él abandona rápidamente su hogar para ir en busca del padre de la joven y explicarle que está dispuesto a asumir su responsabilidad. Segura de que se provocará un enfrentamiento entre su novio y su padre, la joven corre detrás de su amado con la intención de detenerlo. Sin embargo, en su camino se encontrará con la muerte en la forma de una extraña figura que aún no le será revelada al espectador. Pese a que tanto la policía como el forense y psiquiatra del pueblo, el Doctor Namaroff, están al tanto que el cadáver de la joven está convertido en piedra, tras encontrar a su novio colgado de un árbol, las autoridades se apresuran a declararlo culpable de asesinato, veredicto que su padre, el destacado Profesor Jules Heitz, no está dispuesto a aceptar, más aún cuando este está consciente de que no es el primer asesinato de estas características que ocurre en el pueblo; con este ya son siete los asesinatos sin solución que han ocurrido en Vandorf, por lo que para el profesor Heitz el accionar de la justicia está motivado únicamente por el miedo a una fuerza desconocida.
La investigación y la posterior muerte de Heitz, quien se encontrará de frente con la Gorgona, provocará que tanto su hijo Paul como su colega el Profesor Karl Meister (Christopher Lee), lleguen al pueblo para intentar descubrir a que es lo que tanto le temen los pueblerinos, y que es lo que esconde el poco confiable Doctor Namaroff. Durante todo el transcurso de la historia, nos encontramos con que los habitantes de Vandorf se muestran sumamente hostiles con aquellos que intentan desentrañar el misterio de los asesinatos ocurridos en el lugar. Este tipo de actitud es recurrente en las cintas de la Hammer, donde por lo general aquellos que son amenazados por una fuerza incomprensible y desconocida, prefieren hacer oídos sordos a las súplicas de los inocentes visitantes antes de enfrentar aquello a lo que tanto le temen. Por otro lado, si bien es evidente que es la Gorgona quien ha estado cometiendo los asesinatos en el pueblo, uno podría argumentar que el verdadero villano de la historia es el personaje interpretado por Peter Cushing. No sólo miente descaradamente cuando se le pide esclarecer los hechos que llevaron a la muerte tanto a Sacha como al Profesor Heitz, sino que además está dispuesto a cualquier cosa con tal de alejar a Paul Heitz de su ayudante Carla (Barbara Shelley), hacia quien evidentemente se siente atraído. ¿Pero es posible que Namaroff esté motivado por algo más que por un ataque de celos? Esta es precisamente una de las interrogantes que intentará responder el personaje de Christopher Lee una vez que este arribe a la historia.
Si bien Paul Heitz y el Doctor Namaroff se encuentran en veredas contrarias durante el transcurso de la historia, ambos están fuertemente unidos por la atracción que sienten hacia Carla. Esto provoca que los dos carezcan por completo de sentido común, lo que inevitablemente los lleva a cometer una serie de errores. Esto en cierta medida anula el estatus de “héroe” de Paul Heitz, el cual terminará recayendo en los hombros del Profesor Karl Meister. Es él quien se enfrenta a las autoridades que están encubriendo los asesinatos, y al mismo tiempo es el único personaje que se apega a la evidencia impidiendo que sus sentimientos nublen sus conjeturas. En el ámbito de las actuaciones, nos encontramos con un elenco que en su totalidad realiza un buen trabajo. Pese a que Peter Cushing y Christopher Lee no aparecen muchos minutos en pantalla (de hecho Lee se integra a la historia recién en la última media hora de metraje), son en gran medida responsables del buen funcionamiento de la cinta. Mientras que el personaje de Cushing se asemeja bastante al Dr. Frankenstein en especial a lo que se refiere a su filosofía de que “el fin justifica los medios”, el personaje de Lee es un héroe en toda su regla y es con quien el espectador se identifica más fácilmente.
Richard Pasco por su parte, interpreta de buena forma a Paul Heitz, un hombre lamentablemente marcado por la tragedia y por su propia incapacidad de ver más allá de sus sentimientos. Por último, Barbara Shelley realiza un estupendo trabajo interpretando a Carla, una enfermera atrapada por el amor algo enfermizo de Namaroff. No sólo su personaje resulta completamente convincente, sino que además es todo un agrado ver a Shelley en la pantalla. Como de costumbre en las producciones de la Hammer, esta cinta cuenta con un excelente equipo de profesionales tras las cámaras. No sólo Michael Reed realiza un buen trabajo de fotografía, sino que además el film cuenta con los estupendos decorados de Bernard Robinson y con la atmosférica banda sonora de James Bernard. Por otro lado, aunque probablemente los efectos especiales son el punto más bajo de la cinta, de todas formas no alcanzan a ser completamente mediocres e incluso hay algunos que logran su cometido. El gran mérito de Terence Fisher es lograr que la cinta aún cuando no presenta un ritmo narrativo frenético, resulte ser sumamente entretenida gracias a las buenas dosis de suspenso que esta presenta. “The Gorgon” es una película que presenta un estupendo elenco, un excelente nivel técnico y una historia interesante, y aunque suele ser subvalorada a la hora de examinar la filmografía de la Hammer, me atrevería a decir que esta producción fácilmente puede ubicarse entre los mejores 20 films de la mítica casa del martillo.