Revista Cine
Honestidad, humanismo, clasicismo... son valores que caracterizan la corta carrera como director de Ben Affleck. Su trabajo transcurre por una senda que le acerca al estilo de cineastas veteranos como Clint Eastwood o Michael Mann y, consiguientemente, le alejan de la corriente mayoritaria que caracteriza a sus compañeros de generación.
Y eso es positivo porque el cine siempre está evolucionando y es obvio que el montaje acelerado, la espectacularidad visual, y el ritmo incesante, son aspectos muy valorables si están bien utilizados. Pero también es muy loable que nuevos realizadores se decanten por un estilo visual más clásico, pausado, e introspectivo. Esto asegura la variedad en el panoramo cinéfilo futuro y nos asegura que el público va a seguir encontrando en la gran pantalla aquello que le interesa, sean cuales sean sus gustos.
Tras debutar como realizador con Gone Baby Gone (2007), un potente drama con un sólido planteamiento, ahora Affleck nos presenta The Town. La película supone un regreso a la ciudad y a los barrios en los que creció y, al amparo de los cuales, forjó su interés por convertirse en actor junto a su amigo Matt Damon.
The Town es un thriller contundente a la par que social. La cámara de Affleck nos presenta a una serie de personajes del barrio de Charlestown (Boston), conocido por ser una auténtica fábrica de ladrones de bancos en los últimos cuarenta años. Un distrito humilde, en el que cuesta salir adelante, por lo que las actividades que están fuera de la ley son una opción más que viable para poder salir de la depresión económica.
Doug McRay (Affleck) es uno de los hijos de Charlestown. Considerado alguien con futuro en su juventud, ahora es un experto atracador que lidera a un grupo de ladrones bastante tecnificado y muy eficaz. Traumatizado por una infancia carente de cariño y con un padre en la cárcel, McRay mantiene, sin embargo, unos principios básicos que no está dispuesto a romper. Ese no es el caso de su amigo James Coughlin (Jeremy Renner) quien, tras pasar por la cárcel, es mucho más duro y no tiene barreras morales que le impidan conseguir lo que quiere. El peligro, pues, llama a la puerta de McRay constantemente aunque su papel dentro del grupo ha mantenido la situación controlada hasta el momento.
Los roles opuestos y el enfrentamiento latente entre McRay y Coughlin, se complementa con la perpetración de varios atracos que provocan una intensa persecución por parte de un equipo especial del FBI que lidera el agente especial Adam Frawley (Jon Hamm). Además, McRay entra en contacto con una importante testigo de uno de sus golpes, Claire Kessey (Rebecca Hall), y eso puede poner en peligro la seguridad futura del grupo de delincuentes. La situación es muy compleja, con ramificaciones trascendentales que carecentan el drama humano que deben vivir los personajes en su propósito de lograr los objetivos marcados.
Este argumento en apariencia sencillo, adquiere trascendencia en las manos de un realizador que encara la narración desde un punta de vista clásico, dando tiempo a los personajes para expresarse y permitiendo al espectador hacerse una idea del backstory, en ocasiones terrible, de cada uno de ellos. Asistimos a un retrato social en toda regla sin que eso sea un obstáculo para que el ritmo del film se mantenga en alza, captando la atención de la audiencia en todo momento. La atmósfera de Charlestown casi se puede respirar, nos entra por los poros, y entramos de lleno en la acción como si fuéramos un residente más del popular barrio cuyo símbolo es el obelisco de Bunker Hill.
Al acabar la película, tuve la sensación de haber presenciado un drama sólido que, además incluye escenas de acción muy potentes. Es inevitable reconocer al clásico de Michael Mann, Heat (1995), en la forma de rodar las escenas de asaltos. Tienen perfección técnica y, a la vez, gracias a un montaje nada precipitado, te permiten ver exactamente lo que está pasando; algo que es muy valorable dentro del cine de acción actual.
Un film con un ritmo pausado pero constante. En las manos de otro director, probablemente se habría convertido en un título más sobre ladrones de bancos. Hubiera estado plagado de explosiones, los personajes serían más bien planos, y su recuerdo desaparecería de las mentes del público poco después de salir del cine. En cambio, The Town consigue exactamente lo opuesto. A partir de una historia sencilla, logra trascender gracias al planteamiento humanístico clásico que Affleck pone en movimiento.
Basándose en la novela "Prince of Thieves", de Chuck Hogan, los guionistas Peter Craig, Aaron Stockard y el propio Ben Affleck, desarrollaron un script que profundizaba en las raíces sociales y huía de determinados convencionalismos. Con un casting muy cuidado, el director se aseguró que el material llegaría al público de la mejor manera posible. Es evidente que Jeremy Renner es una figura en claro ascenso y tenerle es un input tremendo para cualquier film. En cuanto a Rebecca Hall, dispone de la calidez y cercanía que es idónea para el papel. Sorprendentemente agradable es la interpretación de Blake Lively, que se aleja de sus papeles habituales para dar vida a una mujer cargada con muchos de los problemas que caracterizan a la gente de los barrios como Charlestown.
Dos actores muy curtidos, Pete Postlethwaite y Chris Cooper, asumen papeles de suma importancia para el significado del film independientemente de los minutos en pantalla. Y, por si faltaba poco, tenemos también la oportunidad de ver en acción a Jon Hamm dando vida a alguien de nuestra época. Es normal que el papel de Don Draper haya absorbido su imagen y le imaginemos siempre con los trajes de los años 60, el sombrero, y fumando compulsivamente. Pero, más allá de esto, creo que supera bien el reto y se sitúa en un buen camino para poder continuar su carrera en el cine. Aunque desarrolla el rol menos agradecido de la película, está muy correcto y la dureza que suele mostrar en Mad Men resulta perfecta para interpretar al agente Frawley. Particularmente, creo que su gran momento se produce en la escena que ocurre en la sala de interrogatorios.
Buen trabajo, pues, para Ben Affleck y su equipo. Aunque aún está definiendo su estilo como realizador, no cabe duda que ha escogido buenos proyectos para mostrar un talento insospechado. Ya no se le puede considerar un director ocasional o anecdótico. Se ha ganado la consideración de actor-director. En mi opinión, The Town es una de las diez mejores películas estrenadas este año.