Antes de que hubiera tanto ruido en el mundo, antes de los coches y de las máquinas, antes del continuo bullicio, el trinar de los pájaros se escuchaba por todas partes y era la música de la primavera.
Es difícil aprender a diferenciar las aves por su canto, pero algunos tienen un soniquete especial, una onomatopeya característica que los hace especialmente reconocibles, aunque cada uno los interprete luego a su manera.
Uno de ellos, quizá el más inconfundible, el que para mí siempre ha sido el titichú titichú, el veranín o carbonero común Parus major.
El segundo, tan onomatopéyico que los ingleses lo conocen como chiffchaff, el mosquitero común Phylloscopus collybita, mucho más extendido en Gozón que el mosquitero ibérico.
A ambos los he podido grabar en los últimos días en dos puntos del concejo de Gozón.