Revista Cultura y Ocio

Tocarse los huevos como un canguro

Publicado el 29 julio 2015 por El Sol De Madrid Rubén Olmeda @elsoldemadrid

¿Hay políticos y funcionarios que trabajan?

Si, rotundamente si, y añado que los hay que trabajan mucho, pero si partimos de la base de que la obligación de cualquiera de ellos es trabajar lo que deben trabajar, cuando hablamos de “que no son todos” ya estamos aceptando algo que no deberíamos aceptar, que haya algunos (pocos o muchos) que se tocan los huevos.

Ejemplo: El oncólogo que tuvo mi madre (DEP) era el último en irse, pero el último de verdad. No se iba hasta que no atendía a todos los pacientes, sin excepción. Poca gente le tenía simpatía en el Hospital, porque provocaba un caos (bendito caos) en todo el sistema burocrático del centro. Al quedarse él, dejaba mal a otros, obligaba a limpiar el pasillo más tarde, alguien de consultas tenía que quedarse, etc. Es decir, por hacer mejor su trabajo, estaba mal visto.

Recientemente hemos leído que un diputado de Madrid ha sido delatado en unas grabaciones diciéndole al supuesto cabecilla de una trama de corrupción que él se había hecho diputado “para tocarme los huevos”.

¡Qué fuerte es eso de “me he hecho diputado”! Porque realmente debería ser “me han hecho diputado”, el pueblo, los votantes. Pero obviemos eso y centrémonos en el problema testicular.

Tocarse los huevos como un canguro

Así que tenemos a muchos cargos electos y también a muchos empleados públicos en un constante “mano sobre mano”. ¿Es algo que me invento yo? Evidentemente no, es algo comúnmente “sufrido” en carne propia, por todos y cada uno de los que leéis este artículo. Pasotismo provocado por varias causas, que sería conveniente analizar, como por ejemplo ese funcionario ejemplar al que le recortan su paga cuando él trabaja como un mulo y ve como compañeros suyos no lo hacen. Pero con o sin motivo, el que sufre es el ciudadano, siempre.

Ejemplo: siempre recordaré el caso del Polideportivo Aluche, yo en la cola para abonar una tasa y cuando termina de pagar la persona que va delante de mí, la señora baja la cortinilla de detrás del cristal blindado y se va, ¡en mi cara!. Cuando le pregunto (por la puerta lateral) que “por qué cierra, si me ha visto” me responde más o menos que era su hora de comer y que a ella no le pagaban ni un minuto más.

Y aquí viene la pregunta que todos nos debemos hacer: ¿lo malo es que un diputado diga que se toca los huevos, o lo malo es que pueda tocarse los huevos? Porque para mí lo realmente grave es que un señor que se dedica a lo público se pueda tocar los huevos, estar mano sobre mano o dedicarse a otros negocios. ¿Cuántos cargos públicos se tocan los huevos? En la balanza de la sostenibilidad del sistema, ¿cuántos kilos de nóminas públicas podemos sostener hasta el crack?. Porque ya hemos visto que mientras las gallinas entran, no nos preocupan las gallinas que salen… pero ¡ojo! que ahora entran menos gallinas.

Os dejo el claro ejemplo de tocarse los huevos como un canguro para que, al menos, nos riamos un poco con todo este sainete de políticos que son pillados con declaraciones que abochornan a cualquiera.

Nota: A los espías que me siguen diariamente les diré que espero que estén leyendo esto fuera de su horario laboral, porque de lo contrario estarían haciendo justamente lo que critico (besis). Por cierto, yo lo escribí de noche y lo programo para que aparezca por la mañana, por si las moscas, o los moscos.


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