Revista Jurídico
Viendo lo que ha pasado el domingo en Madrid me he acordado del galáctico Doctor House, no porque alguno de los manifestantes me lo recordaran por su excelencia profesional sino por su celebérrima frase Todo el mundo miente.Otro gran cínico, pero este de carne y hueso, galáctico de la política; Talleyrand decía que Dios nos dió el don de palabra para ocultar nuestros pensamientos. En estos días asistimos a manifestaciones de los “ batas blancas” contra la privatización de la sanidad en Madrid, las manifestaciones de las “togas” contra las tasas judiciales, las manifestaciones de los interinos que han perdido sus puestos en la Administración contra la “muerte de la educación Pública”... Cualquier colectivo que ve perjudicado sus intereses corporativos protesta transmitiendo a la sociedad el mensaje que aunque manipulado, cree más fácilmente puede sensibilizar a la sociedad para su causa, que por supuesto no es la de la pancarta. Cuando un colectivo tan privilegiado laboralmente como los controladores aéreos vieron perjudicados sus intereses profesionales, contrataron expertos en comunicación que enseguida les asesoraron que el mensaje que debían enviar a la sociedad es que el gobierno estaba poniendo en riesgo la seguridad en el tráfico aéreo. Lógicamente su mensaje no caló porque no tenían un altavoz político, no porque el mensaje no tuviera el enfoque correcto. Para la sanidad la educación y la justicia existen los adecuados altavoces mediáticos y políticos, por eso gente bien pensante cree que esos profesionales defienden la sanidad pública, la calidad en la educación y la justicia gratuita. Al final todo vale; en un drama como los desahucios vimos a jueces decanos proclamándose poco menos que objetores de una ley hipotecaria calificada poco menos que criminal. El hecho es que es norma tenía más de un siglo de vigencia y ellos la habían aplicado en numerosas ocasiones antes de este lío económico en el que estamos metidos ¡lo que han tenido que sufrir estos años!. La moral o el compromiso no entiende de números. ¿Entendería alguien que un médico se declarara objetor de conciencia para practicar el aborto 123 porque últimamente hay muchos y es un crimen?. Stalin, gran asesino, decía que una muerte es una tragedia y un millón de muertes una estadística. Los autónomos tenemos un mensaje definitivo: sostenemos la sanidad, la justicia y la educación pero carecemos de altavoz, así que nos seguirán jodiendo.