El pasado viernes 24 de julio se estrenó en las carteleras españolas la nueva película del reputado director alemán Wim Wenders, que tras estar diversos años inmerso en el mundo documental (como por ejemplo la nominada a los Oscar, "Pina"), se ha decantado por filmar un drama, en 3D. Para llevarla a cabo ha contado con un elenco de actores muy bueno, compuesto por James Franco (visto últimamente en "Una historia real"), Rachel McAdams (que en la actualidad protagoniza la segunda temporada de la estupenda serie "True Detective"), Charlotte Gainsbourg (vista en "Samba") y Marie-Josée Croze (vista en "Je l'aimais").La película nos cuenta la historia de Tomas Eldan (James Franco), un escritor que tras una acalorada discusión con su novia, atropella a un niño. Doce años después, Tomas sigue culpándose sin poder olvidar la tragedia. Aquel fatídico accidente afectó a Kate, la madre del niño, y todos los que rodean a Tomas, incluida su novia.
James Franco y Wim Wenders en el set de rodaje.
«No fui yo quien eligió la historia; ella me eligió a mí», afirma Wim Wenders. «"Todo saldrá bien" llegó a mi buzón de manera inesperada y en forma de guion, enviado por Bjørn Olaf Johannessen.» El director alemán había conocido al joven guionista noruego durante el Laboratorio de Guionistas en Sundance, donde el guion de Johannessen Nowhere Man recibió el primer premio del jurado, presidido por Wenders. Animó al joven autor a que le enviase su siguiente guion, pues había quedado impresionado por la originalidad de la idea, la nitidez de la estructura, la calidad de los diálogos y la sencillez natural. Y eso es lo que hizo Johannessen tres años más tarde. A Wenders le gustó tanto el primer borrador de Todo saldrá bien que él y su productor, Gian-Piero Ringel, decidieron darle una oportunidad al guion. Empezaron a desarrollar la película durante la fase de posproducción de Pina.Cuando estuvo claro que Wim Wenders dirigiría la película, el trabajo empezó por desarrollar el guion en mayor profundidad. En ese momento, tan solo consistía en una estructura básica muy interesante de unos 12 capítulos cortos que se descomponían en pequeños periodos de tiempo que recorrían unos 12 años. Pero, lo más importante, la película aún no tenía localización. «Necesitaba un lugar que tuviera sentido para mi trabajo», confiesa Wenders. «Solo consigo entender de verdad una historia y solo sé rodarla cuando existe una conexión íntima entre esta y un lugar.»
