Damas y caballeros, aquí esta... la absoluta ganadora de nuestro ranking. La medalla de oro. La más fatal de entre las fatales. Su belleza y ambición han llevado a Cersei Lannister al primer puesto de la lista. Sin duda, la Canción de Hielo y Fuego (o Juego de Tronos) es una saga llena de grandes personajes, en la que hay de todo y para todos los gustos. No apruebo en absoluto los métodos de Cersei, ni su forma de pensar ni de actuar, y es por eso que no siento por ella tanta simpatía como con otros personajes femeninos de la saga con quienes me siento más identificada (como con Daenerys y su simbología y su crecimiento, Arya y su feroz independencia y su búsqueda de su identidad y su lugar, o Brienne, esa moza tozuda, luchadora, leal y noble) Sin embargo admito en cualquier caso que Cersei Lannister es un personaje tan fascinante como casi todos los que pueblan las páginas de la saga, y muy muy bien construido. Bella, ambiciosa, intrigante, inteligente aunque demasiado impulsiva y una auténtica madre leona para con sus hijos (no en vano, el león rugiente es el blasón de su familia) Cersei tiene todas las cualidades necesarias para merecerse este primer puestos. Estamos ante una mujer a la que nada detiene para obtener lo que quiere, con una psicología compleja y fascinante, y cuya historia ha llegado a punto de máximo interés (como la mayoría de las tramas de la saga, que me tienen en vilo hasta la salida del próximo libro) Vamos a hablar pues, de ella, analizarla un poco, y a resumir su historia, así que antes de nada, advierto, para que nadie llore, que no me voy a detener. Vamos a ver la historia de Cersei desde su nacimiento hasta el último libro publicado, "Danza de Dragones", así que si no habéis llegado hasta ahí, o solo seguís la serie, PUEDE HABER SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ, ASÍ QUE TÚ MISMO. Avisados quedáis, niños del verano. Y hecho el aviso, al lío.
Cersei Lannister vino al mundo en Roca Casterley, al Oeste del ficticio continente de Poniente, uno de los lugares principales de acción de la saga. Roca Casterley es dominio de los Lannister, una de las casas nobles más importantes y poderosas de Poniente, y sin duda ninguna, la familia más rica. Su padre, Tywin Lannister, se vio obligado a liderar la familia con mano dura, puesto que su progenitor había descuidado por completo sus funciones, y estaba a punto de llevar a la casa a la vergüenza y la ruina. Al ponerse al mando, Tywin hizo recuperar a la casa Lannister todo su prestigio y riqueza, y se casó con una prima suya, de nombre Joanna. Pronto, ella le dio la primera descendencia: sus hijos mellizos Jaime y Cersei, y un tiempo después, moriría dando a luz al pequeño, Tyrion, que nació padeciendo acondroplasia o enanismo. En ausencia de la madre, y con padre dominante, pronto los mellizos unieron sus fuerzas. De niños, Cersei y Jaime pasaban juntos todo el tiempo, y eran indistinguibles. Llevaban el rubio cabello corto, y a menudo, se vestían con la misma ropa. Se apoyaban en los malos momentos y tenían una unión especial, eso sin duda. Pero al llegar la adolescencia, las cosas fueron cambiando. Con la pubertad, se les pedía atenerse a los roles de género, con lo cuál, Jaime empezó a ser tratado como el heredero de la casa, un caballero, un varón, y Cersei como una muchacha casadera de clase noble. Jaime recibía espadas, Cersei vestidos. Hay quien dice que eso provocó a la joven Lannister un fuerte complejo de envidia del pene, como diría Freud. A mí no me gusta emplear esos términos, porque es de sobra sabido que Freud nunca tuvo la menor idea de psicología femenina. Es más, la obvió totalmente. Lo que sí diría es que Cersei es sobre todo, una Hija del Padre. Su padre, el severo Tywin, es el hombre por quien mide a los demás, y con quien ella misma se compara, deseando ser como él en todo, y a menudo, creyendo que es como él. Pero eso no es cierto: a Cersei no le falta astucia, claro que no. Pero es también apasionada e impulsiva, y a menudo, sus emociones se interponen en sus planes, mucho más de lo que convendría, cosa que jamás le ocurre a su padre. Cerraremos el párrafo de su infancia y adolescencia mencionado un par de cosas importantes. Una es un incidente que marcaría para siempre la vida de Cersei. Durante una feria, la muchacha acudió junto con dos amigas y doncellas a una feria, y vieron una tienda que llamó su atención. En su interior, había una pitonisa, conocida como Maggi la Rana, por su fealdad y sus ojos saltones. La adivina hizo predicciones a las tres jóvenes, averiguando incluso la muerte de una de ellas, que sucedería poco después, al caer la joven en un pozo y ahogarse. Cersei quiso saber si la casarían con el apuesto Rhaegar Targaryen, el Príncipe Dragón, heredero al Trono de Hierro, y si por tanto, sería reina, y tendría hijos con él. Maggi contestó que sí, que se casaría, aunque no con quien ella quería, y que sería reina, hasta que otra más joven y bella llegara y le quitara su lugar. También vaticinó que tendría tres hijos, y su esposo nada menos que dieciséis, y que ella sería asesinada por su hermano menor. La joven olvidaría estas profecías hasta algún tiempo después, pues en esos momentos, estaría más centrada en descubrir el sexo junto con su mellizo. Desde muy jóvenes, Jaime y Cersei se entregaron al pecado del incesto. El sexo reforzó esa unión especial que había entre ellos, al hacer el amor, se sentían como una sola persona, como parte de un mismo ser. A menudo, intentaría separarles, e intentar a toda costa ocultar ese deseo tan indebido entre los dos hermanos. Tywin Lannister se mostró muy disgustado cuando su hijo Jaime ingresó en la Guardia Real, al servicio del rey Aerys II, el Rey Loco, solo porque creía que casarían a su hermana con el príncipe Rhaegar, y así podría estar cerca de ella siempre que quisiera.
Pero el tiempo pasó. Y pasó que, después de que Lyanna Stark fuera secuestrada por Rhaegar, su prometido, Robert Baratheon, se alzó en rebelión, con ayuda de su amigo Ned Stark de Invernalia, y del mentor de ambos, Jon Arryn, señor del Nido de Águilas, así como de otros aliados que se unieron a su causa. Dicha rebelión derrocó a la dinastía Targaryen, acabando con las esperanzas de Cersei de ser la esposa del apuesto Rhaegar. Su propio hermano tendría una importante participación en ella, pues fue Jaime quien acabaó con la vida del Rey Loco, ganándose así el apodo de "Matarreyes". Sin embargo, Robert Baratheon accedió al Trono de Hierro, pues su familia estaba lejanamente emparentada con los derrocados reyes. Cersei se casó con él, no de muy buena gana, aunque pensando que quizá serían felices juntos. Robert era fuerte, apuesto y encantador con las mujeres... demasiado encantador. Pronto, su matrimonio se convirtió en una comedia. Robert se entregaba a la comida, la caza, y a sus numerosas amantes, y Cersei, cada vez más fría, prefería dedicarse a sus propios asuntos, y a estar con Jaime siempre que podía. Nacieron tres hijos: Jofrrey, Myrcella y el pequeño Tommen, con el cabello rubio oro de los Lannister. Su verdadero origen sería descubierto tiempo después. Cuando murió Jon Arryn, a quien Robert había nombrado su Mano, la familia real realizó una visita a Invernalia, en el Norte, para que Robert viera de nuevo a su viejo amigo Ned Stark, y le nombrara su nueva mano. Durante esa visita, Cersei y Jaime escaparon para tener un momento de intimidad en una de las torres de Invernalia, siendo descubiertos por uno de los hijitos de Ned, Brandon. Para proteger el secreto, Jaime arrojó al pequeño de la torre, provocándole lesiones que le harían perder la movilidad de sus piernas. Bran logró sobrevivir, pero su familia investigó en incidente. Estando en Desembarco del Rey, la capital de Poniente y sede de la corte como Mano del Rey, Ned Stark averiguó la terrible verdad: los tres hijos de Cersei no eran de su esposo Robert, sino fruto de su incesto con Jaime. Y se disponía a rebelar ese secreto, por lo que la reina tomó las precauciones adecuadas y lo hizo arrestar, desacreditándole además delante de la Guardia Real cuando Ned se presentó con un documento que Robert había firmado antes de morir, nombrándole regente. Era la intención de Cersei enviarle al Muro, a expiar su traición protegiendo la frontera norte del reino, junto con su hermano menor y su hijo bastardo, Jon Nieve. Pero la crueldad natural de Joffrey hizo su aparición, y en contra de los deseos de su madre, fue el joven príncipe el que condenó a muerte el señor de Invernalia, aún después de la sentida súplica de la hija de Ned, la delicada y bella Sansa. Tras la decapitación de Ned Stark, su hijo mayor, Robb, inició la lucha contra los Lannister, reclamando la independencia de Invernalia, el título de Rey en el Norte para sí mismo, y la libertad de sus hermanas Sansa y Arya (aunque Arya escaparía rápidamente) La mejor baza de Robb para logarlo fue tomar prisionero a Jaime, a quien pretendía intercambiar por las dos muchachitas.
Blasón de la Casa Lannister, con el dorado león rugiente sobre fondo escarlata.
Ilustración muy sensual de nuestra protagonista
Cersei en el Trono de Hierro
Cersei y Jaime... el dulce pecado el incesto
No sé quien es el autor o autora de estos retratos de mujeres de Juego de Tronos, pero son preciosos y abundan en Internet. Aquí tenemos el de Cersei.
Estando prisionero su hermano, y con una guerra declarada por la imprudencia de su primogénito, Cersei se dedicó a trazar planes con su familia para resolver la situación, pensando en como vencer la guerra contra los Stark, y en como liberar a Jaime. En esta etapa, fue también una presencia femenina en la vida de la joven Sansa Stark, prisionera en palacio, y destinada a convertirse en su nuera. A su modo, intentó abrir los ojos a la muchacha, demasiado inocente para el mundo en que ahora se movía, aunque no fuera siempre una influencia positiva. La cuidad de Desembarco del Rey fue asediada por la flota de Stannis Baratheon, hermano del fallecido Rey Robert, que se disponía a reclamar para sí el Trono de Hierro, al haber llegado a sus oídos la noticia de que los hijos de la reina eran bastardos fruto del incesto. Durante el asedio, Cersei y Sansa fueron recluidas en palacio, a salvo de la batalla que los hombres libraban fuera, junto con otras mujeres de la corte. Mientras Cersei se embriagaba con vino, fue la joven Sansa la que inspiró un poco de esperanza y valor a las otras mujeres, cantando todas juntas el Himno a la Madre. Pasado el peligro, las aguas volvieron a su cauce, aunque algunos planes cambiaron. Stannis estaba vencido, y su hermano Renly, el menor de los Baratheon, también aspirante al trono, muerto. Y las ansias independentistas de Robb Stark fueron cortadas de raíz con una sucia jugada de Tywin Lannister, que se vio incapaz de vencer al joven de manera más limpia. El matrimonio de Sansa con Joffrey ya no se celebraría: en vez de eso, la muchacha se casaría con Tyrion para asegurar así el norte e Invernalia para sus herederos. Jofrrey se desposaría con Margaery Tyrell, miembro de la casa más poderosa del sur de Poniente, y viuda de Renly, aunque virgen según los rumores. Ese matrimonio aseguraría el apoyo de la casa Tyrell, pero la boda de Joffrey se tornó en funeral cuando el joven y cruel príncipe murió envenenado en medio de la celebración. Cersei sufrió entonces la peor pérdida que puede sufrir nadie: la de un hijo, aunque este fuera un muchacho malvado, incontrolable y cruel. Ella siempre amó a sus hijos con devoción, como considero que no ama a nadie más, ni siquiera a Jaime, pues es el reflejo de sí misma en su mellizo lo que Cersei ama. Sin embargo, sus hijos son otra cosa, y como buena leona, haría lo que fuera por protegerlos. De ahí que, ante la muerte de Joffrey, se desatara más que nunca su desprecio hacía Tyrion, que fue acusado del crimen. No ayudó nada que su esposa, Sansa, desapareciera la misma noche de la boda, puesto que ella también fue considerada culpable. Pero no se la pudo encontrar, y Cersei ignoró que a sus espaldas, su hermano Jaime había enviado a Brienne a buscar y proteger a la joven. Y es que el regreso de Jaime, aunque esperado, no tuvo para Cersei las consecuencias deseadas. Su gemelo regresó muy cambiado, con lecciones de humildad y madurez aprendidas en sus desventuras con su guardiana Brienne, y con una mano de menos, la mano derecha, la de la espada, que perdió en sus correrías como prisionero. Cersei rechazó fríamente a Jaime al ver lo mucho que había cambiado, y se dedicó a satisfacer su deseo con otros, como su devoto primo Lancel, o los nuevos miembros de la Guardia Real nombrados por ella.
Se celebró un juicio por combate contra Tyrion, siendo este representado por Oberyb Martell, la Víbora Roja de Dorne, y Cersei, la madre afligida, por el enorme y feroz sir Gregor Glegane, la Montaña. Ambos morirían, y Tyrion huiría después con ayuda de Jaime, quien le creía inocente. Así pues, en "Festín de Cuervos", una enfurecida Cersei sufre nuevo golpe: aquel al que cree culpable de la muerte de su hijo ha huido, dejando tras de sí el cadáver de Tywin Lannister, su amado y admirado padre. A lo largo del libro, podemos leer varios capítulos desde su punto de vista, y vemos a una Cersei cada vez más paranoica. Hace y deshace a su voluntad, en contra de los consejos de quienes la rodean. No quiere saber nada de Jaime, y lo único que la obsesiona son las profecías de aquella adivina, Maggi la Rana, que vuelven para atormentarla, pues resultaron ser ciertas. Ella se casó con Robert y llegó a ser reina. Tuvo tres hijos y él, dieciséis bastardos con otras mujeres. Solo dos de la profecías quedaban por cumplir: ser derrocada como reina por otra más joven y bella, y ser asesinada por su hermano menor, idea que le produce pesadillas en las que ve a Tyrion regresar para matarla. Cersei se obceca también con la idea de destruir a la joven Margaery Tyrell, que se convierte en su nuera al casarse con Tommen. Pero de alguna manera, la joven resulta ser una rival a la altura, y cuando ella envía a uno de sus amantes a seducirla para ponerla al descubierto, y hacer ver al mundo que Margaery no es la virgen inocente que todos creían, la jugada le sale mal, y es la propia Cersei la que es puesta en evidencia. Sus numerosos idilios salen a la luz, así como sus maquinaciones para perpetuarse en el poder como reina regente. Se la acusa de fornicación y de conspiración, y es encerrada por esos crímenes, y derrocada, tal y como le vaticinó la adivina. Para expiar sus pecados, Cersei es obligada a caminar desnuda por toda la ciudad, salvándose de una pena mayor solo porque el Septón Supremo (equivalente de un Papa en Poniente) considera que las acusaciones de incesto son infundadas, tan solo rumores. Es un momento duro para ella, pero esa penitencia no penetra en su ser para nada, sino que más bien, la humillación sufrida enciende aún más la llama de su odio. Mientras aguarda su propio juicio por cobate (Jaime rechazó ser su campeón) Cersei solo piensa en vengarse por lo sucedido. No parece haber aprendido a ser más humilde como si le pasó a su hermano. Así que ya veremos a ver que pasa con todo este lío en el próximo libro.
Cersei humillada, obligada a pasear desnuda por toda la ciudad
En definitiva, tenemos a una mujer compleja e interesante, que cumple muchos arquetipos, Reina, Madre, Esposa, mujer con poder, seductora, inteligente, aunque con una mala tendencia a mi parecer a compararse con los hombres de una forma como sana, en especial con los de su familia. No se puede discutir su enorme ego, por eso estoy convencida de que nunca ha amado a su gemelo, solo su propio animus (en el sentido de Jungo) o reflejo masculino que veía de ella misma en él. Igualmente, en su obsesión por destruir a una mujer más joven y posible competidora, veo el eterno arquetipo de madrastra de cuento, con su "espejito, espejito, ¿quién es la más bella del reino?". Implacable como reina, leona como madre, y uno de los personajes femeninos más interesantes de Juego de Tronos. Me intriga mucho además como acabará su historia, y cuál será su destino final, puesto que, en muchas ocasiones, ambos gemelos han expresado su deseo de morir juntos, tal y como vinieron al mundo. Pero eso ya son otras cosas que pertenecen más a la saga, y menos al ranking que nos ocupa, y del que Cersei en merecedora del número uno. Cerramos como siempre, con canciones que me recuerdan un poco a ella y le dedico.