Son muchas las personas que no se dan cuenta de la cantidad de comida de mala calidad que ingieren a diario y muchas las que no son conscientes del daño que hacen a su organismo al tomar decisiones nutritivas con pésimos valores nutricionales que, con el tiempo, traen graves consecuencias.
Imaginemos por un momento que nuestro sistema digestivo fuera nuestra santa y querida casa:
- Nuestra boca sería la entrada de casa y nuestros ojos serían la mirilla de la puerta. Por tanto, tú eliges quién entra y quién no, exceptuando a los ladrones que podrían ser catalogados como virus, bacterias, hongos y parásitos. Éstos entran si o si o, mejor dicho, entran si no tienes un buen 'sistema de alarma', es decir, un buen sistema inmunológico que te defienda de los 'agresores' que, además de entrar, se hacen los dueños y señores campando a sus anchas y robando todo lo que tú más quieres.
- El esófago (' conducto de unión entre la boca y el estómago que permite que los alimentos lleguen a éste') tal vez podría ser el pasillo que nos llevaría al interior de nuestra casa.
-El estómago (' descompone los alimentos ingeridos') podría ser nuestra cocina con dotes alquimistas, es decir, una cocina que crea y transforma nutrientes excepcionales para nuestra familia o invitados aunque también sería el lugar donde se cuecen todos los 'fregaos'...
- El intestino delgado ( 'absorbe la mayoría de los nutrientes de la comida') podría ser el salón, lugar de reunión familiar y donde se suelen aclarar los 'family business' (en nuestro idioma, 'asuntos familiares').
- El intestino grueso ('procesa los alimentos y deja los productos de desecho llamados heces') sería como las habitaciones donde seguimos 'procesando' nuestros pensamientos conscientes (lugar de estudio y/o trabajo) e inconscientes (lugar para el descanso y el sueño). Y el ano ( 'lugar donde se expulsan las heces') sería el cuarto de baño (aquí no cabe duda) que muchas veces, y más con los tiempos que corren, tenemos las cañerías de casa bien obstruidas y nos toca llamar al fontanero (hidroterapia de colon) o al chapucillas (enemas y laxantes)... El apéndice (' función inmunológica ya que forma parte del sistema linfático permitiendo regular las funciones de nuestra flora intestinal ante el menor riesgo de infección en nuestro intestino y colon') sería la señora de la limpieza o la persona de la familia encargada de ella. Muchos piensan que no es necesario tener apéndice (como tampoco limpiar la casa) pero realmente es muy importante para tener un sistema inmunológico fuerte gracias a su acción de controlar los microbios para accionar nuestra flora intestinal. Por tanto, es importante tener y vivir en una casa limpia y aseada para que no se convierta en el vertedero municipal.
- Al bazo tampoco se le da mucha importancia y, a menudo, suele ser extirpado (al igual que el apéndice) y, realmente, también es indispensable e imprescindible ya que forma parte del sistema linfático y es el centro de actividad del sistema inmune. Junto al páncreas formarían el cocinero de la casa y sus 'pinches' ya que ayudan a una buena digestión ( 'liberación de enzimas') con una comida bien cocinada y, además, controlan que todo sea en su justa medida en cuanto a condimentos y cantidades ( 'insulina y control del nivel de glucosa').
¿Y qué pasa cuando invitamos a nuestra casa a cualquiera? ¿O cuando celebramos comilonas un fin de semana si y otro también con barra libre hasta altas horas de la madrugada? Pues, al principio, puedes estar encantado y extasiado con tanto invitado y disfrutar a lo grande pero a la mañana siguiente, con el cuerpo molido y la cabeza como un bombo, ves que te han dejado la casa hecha unos zorros... Y es entonces cuando buscas refuerzos llamando a tu queridísima y santa madre (el ) para que te ayude con todo el jaleo montado y para que alivie tu resaca, así que le invitas a un batido de hierbas depurativas pero con tantas llamadas que le has hecho durante tantos años, la pobre está agotada y es incapaz de eliminar esas 'manchas' ni con el mejor desengrasante del mercado (con el paso de los años la acción depurativa del hígado ya no es la misma). Y como último cartucho, te queda tu padre (la vesícula biliar ) que, a regañadientes, intenta ayudar a su esposa pero está tan quemado de tus juergas que suele tirar la toalla, morir en el intento o desaparecer (colecistectomía o, lo que es lo mismo, extirpación de la vesícula biliar).
Imagina que sólo dejas entrar a tu casa a los buenos amigos donde celebras comidas equilibradas; donde tu cocina tiene los mejores fogones y los mejores ingredientes; donde tu habitación es el lugar idóneo para el descanso; donde en tu salón se resuelven todos los asuntos familiares sin conflictos ni dramas; donde tu cuarto de baño huele a rosas; donde la señora de la limpieza te deja la casa como una patena; y donde tus padres cuando te visitan lo hacen simplemente para darte mimos y ver que todo va bien. Así tendrías un sistema digestivo bendito.
Espero que este pequeño rato imaginando te haga recapacitar antes de dar el primer bocado.
: No dejes entrar al primero que pasa por la calle. Sé selectivo y comedido con tus invitaciones pero, sobre todo, cuida de tu casa que como están las cosas tal vez te la embargan...
Salud y Buena Santa Casa.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com