(11/10/2011, Paco Soto, Varsovia)
Los liberales del primer ministro saliente pueden reeditar su alianza con el Partido Campesino para conservar la mayoría parlamentearia.
El primer ministro de Polonia y jefe de filas de Plataforma Cívica (PO, centroderecha liberal), Donald Tusk, alcanzó un amplio respaldo popular en las elecciones legislativas del domingo al lograr el 39,18% de los sufragios y 206 diputados, y podrá seguir gobernando cómodamente y por segunda vez desde 2007. Pero Tusk no consiguió debilitar seriamente al candidato del ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczynski, quien logró un excelente resultado: 29,89% de los votos y 158 diputados.
Según el editorialista del diario ‘Gazeta Wyborcza’, «la Plataforma Cívica no ha triunfado. Ha vencido. Se trata de una victoria después de cuatro años de Gobierno en tiempos de crisis, de calamidades, de la catástrofe de Smolensk y de una permanente rebelión de Ley y Justicia frente al Estado democrático». Tusk, que tiene a su favor la buena situación económica del país, fue ganador en el oeste, norte y centro de Polonia, y su victoria tuvo especial relevancia en las grandes ciudades.
Kaczynski, que defendió un programa nacionalista y populista que tuvo eco en las capas sociales más desfavorecidas, ganó en el este y sureste del país, las zonas rurales más atrasadas. El Movimiento Palikot, la formación liberal y anticlerical del exdiputado de PO Janusz Palikot, alcanzó el tercer puesto electoral al lograr el 10% de los sufragios y 40 parlamentarios.
«Hay dos ganadores de los comicios: PO y el Movimiento Palikot», asegura la politóloga de la Universidad de Varsovia Anna Materska Sosnowksa. Palikot consiguió más votos que el PSL (Partido Campesino, 28 escaños), aliado de Tusk en la legislatura saliente, y la socialista Alianza de la Izquierda Democrática (SLD), que tuvo que contentarse con 27 diputados.
Incapacidad de la SLD
La SLD fue la gran derrotada de los comicios porque no supo ilusionar a los trabajadores modestos ni a los jóvenes. Su incapacidad por construir una alternativa socialdemócrata a la derecha radical y al centroderecha liberal y las implicaciones de muchos de sus actuales dirigentes con el régimen comunista condicionan el presente de esta formación.
Así las cosas, PO podría reeditar su alianza con el PSL, ya que ambas formaciones suman la mayoría absoluta en el nuevo Parlamento (tienen 234 escaños sobre 460). La mayoría de los dirigentes de PO y PSL piensan que es la mejor opción para seguir gobernando Polonia y hacer frente a la feroz oposición del PiS, aunque «si la coalición PO-PSL es muy justa, Tusk intentará acercarse a algunos diputados de SLD», opina el investigador Jacek Raciborski.