Revista Cocina

Un albondigón y un ataque de nervios

Por Rocastrillo @roabremeloya

  El albondigón se rompía por todas partes y yo, en plan almodovariano, me puse al borde de un ataque de nervios...

    Esta mañana me he levantado con la ilusión de preparar un albondigón en salsa. La receta, muy similar a la de las albóndigas, es un clásico de mi madre. Y, precisamente porque ella lo guisa con mucha frecuencia, no tiene las cantidades controladas de forma exacta. Su guía es la experiencia y el ojo clínico en la cocina. Por mi parte, debo confesar que he fracasado estrepitosamente y, en plan almodovariano, me he puesto al borde de un ataque de nervios, con el albondigón que se me rompía por todas partes y el teléfono sin parar de sonar...¡Que horror, menuda mañana!

                                       

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    Nunca me he dedicado a la cocina profesionalmente, pero sí me considero una cocinera experta, con mucha paciencia y mayor entusiasmo. Llevo guisando desde los 18 años, cuando abandoné el nido familiar para venir a Madrid a estudiar Periodismo, y ya he pasado los 40. Digo esto porque pensaba que había reunido elsuficiente bagaje como para atreverme con una receta que, en teoría, no tiene más ciencia que la maña. Pero esta mañana, al comprobar que el dichoso albondigón se resquebrajaba y me iba a resultar imposible presentarlo de forma adecuada, he librado una auténtica batalla con la desesperación y los nervios y me he rendido. He dejado la pieza de carne deshecha en varios trozos en la cacerola y he corrido a coger el teléfono por enésima vez. He escuchado la voz de mi amiga Olivia N. al otro lado del hilo y, debido a la confianza existente entre nosotras, me he sentido con el derecho a contarle mis desventuras gastronómicas y a llorar como una posesa.

    -No pasa nada, mujer. Todo te sale siempre muy bien. Por un día que falles no se va a caer el mundo. Aunque no tenga buen aspecto, seguro que está riquísimo.

    -No sé, no lo he probado y ya no tengo tiempo de preparar otra cosa, sollozaba yo...

   -Pruébalo ahora, por favor. Una cosa es que no esté en condiciones para fotografiarlo y ponerlo en el blog y otra muy distinta es que no se pueda ni comer. Seguro que esto último no ha ocurrido.

     He corrido a probarlo y me he calmado al comprobar que la carne estaba riquísima. Al menos, mi hijo y yo tenemos resuelta la comida de hoy. No obstante, me disgusta dejaros, queridos lectores, sin la acostumbrada imagen gastronómica del sábado. Lo que sí voy a hacer es escribir la receta, por si algún atrevido/a se anima y lo consigue. (Si alguien lo hace, que no deje de contármelo, por favor).

    INGREDIENTES: Medio kilo de carne picada de ternera, un huevo, dos dientes de ajo, una cebolla mediana, pan rallado, harina, aceite de oliva, una rama de perejil, una hoja de laurel, un vaso de vino, un vaso de agua, sal y una pizca de pimienta.

     MODO DE ELABORACIÓN: Se bate un huevo, se pican los ajos y el perejil muy menuditos y se le añaden. Se salpimenta la carne y se envuelve en esa mezcla. Se le agrega pan rallado y se une muy bien todo con las manos, hasta que quede una masa compacta. Se moldea con ella el albondigón de forma que adquiera un tamaño ovalado, como de huevo gigante, y se reboza en harina de trigo. Seguidamente, se fríe un poco en aceite de oliva y se reserva. En ese mismo aceite se echa la cebolla muy picadita y, cuando esté tierna, se le agrega una cucharada pequeña de harina y, una vez que tome color, se le añade al vaso de vino, una pizca de sal y una hoja de laurel y se deja a fuego medio. Cuando el vino se consuma se echa un vaso de agua. En el momento de hervir el agua se incorpora a esta salsa el albondigón que teníamos reservado, se tapa la cacerola y se deja a fuego medio hasta que esté tierno (aproximadamente media hora). Transcurrida la mitad del tiempo, es importante darle la vuelta al albondigón con mucho cuidado para que no se deshaga. Una vez guisado, se deja enfriar y se parte a rodajas como si fuera fiambre. Esta última operación no puede hacerse hasta que la carne no esté completamente fría. A la hora de comerlo se sirve con la salsa caliente por encima y se acompaña con una guarnición de patatas fritas o arroz blanco.

     Mi desventura gastronómica de hoy ha ocurrido en el momento de freir el albondigón. Comprobé desconsolada que se resquebrajaba por varios sitios sin que pudiera hacer nada para evitarlo. El error, según mi madre, ha estado en la cantidad de pan rallado, por exceso o por defecto (como ella cocina a cálculo, no supo decirme la cantidad exacta). Sí me soltó la siguiente frase, una vez constatado el fracaso, para consolarme“al que cose y amasa de todo le pasa”.

    Dicen que no hay ficción que supere a la realidad. Como recordaréis, me inspiré en la película Julie and Julia (2009)RECETAS CON MUCHA SOLERA  cuando decidí preparar las recetas de las mujeres de mi familia (mi madre, mi abuela y mi bisabuela). Pues bien: me ha pasado esta mañana lo que alguna vez también ocurrió a Julia en la citada cinta. He fallado y no he podido presentar el plato como me hubiera gustado. Como siempre me gusta ilustrar con una imagen los textos de este blog, reproduzco unas fotografías que me hizo mi amiga Katty Lloyd mientras preparaba la primera receta publicada en Ábremelo Ya:: Estofado de Patatas en Paseo.

     No quería terminar esta crónica sin decir que me he reído un poco de mi misma mientras la escribía. Al menos,  no me falta sentido del humor.

     ¡Que paséis un feliz fin de semana! Y os recuerdo que el lunes, un nuevo relato erótico os esperará en estas páginas...

                                                                                    RoCastrillo


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