Hoy día 10 de mayo se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias. Sin duda una de las aves migratorias más emblemáticas del mundo, a la par que más estudiadas, es el correlimos gordo Calidris canutus. Esto es así por varias razones. La primera es sin duda las grandes distancias que recorre en sus viajes. El correlimos gordo tiene sus territorios de cría en el extremo norte del Ártico, superando incluso el Círculo Polar, e inverna en latitudes templadas del Hemisferio Norte o a través de todas las costas del Hemisferio Sur.
Otra de las peculiaridades del correlimos gordo es que las diferentes subespecies, un total de 6, que anidan repartidas por el Ártico, tienen rutas migratorias diferenciadas. Así, la subs. nominal, que tiene su zona de cría principalmente en la península siberiana de Taimyr, migra en dirección suroeste para invernar en el oeste de África, principalmente en el Banc d'Arguin en Mauritania. Esto se puede ver en el siguiente gráfico.
Un tercer hecho destacado es que el correlimos gordo es capaz de viajar grandes distancias de un tirón, de tal forma que realiza una única parada para repostar, dos a lo sumo, en lugares estratégicos. Estos lugares son muy conocidos dado que en ellos forman enormes bandos año tras año. La subespecie canutus, por ejemplo, se detiene en el Mar de Wadden, en el oeste de Europa, como única parada entre sus sitios de invernada y cría.
Es por ello que el correlimos gordo apenas se observa en Asturias en primavera, tan sólo unos cuantos ejemplares aislados, por lo general en el mes de mayo, y es una pena, porque su plumaje nupcial es uno de los más bonitos de todos los limícolas. Estos días he podido localizar dos ejemplares en Bañugues y unos pocos más en la ensenada de Llodero, a los que pertenecen las fotos de la presente entrada.
Curiosamente uno de los ejemplares que pude ver aún conservaba el plumaje no nupcial, lo que me indica que seguramente se trata de un ave nacida el año anterior.