Cuenta la leyenda Guaraní – grupo de pueblos originarios sudamericanos – que una bella doncella se enamoró de la luna, e impulsada por la fuerza de su pasión, se fue en busca de su amor. Subió a los árboles y trepó montañas, pero no pudo lograr su meta. Luego de intentos frustrados por alcanzarla, una noche, al mirar el fondo de un lago, la vio reflejada en la profundidad tan cerca suyo que creyó poder tocarla con las manos. Fue así que se arrojó a las aguas y desapareció. Tupâ – el dios supremo de los Guaraníes- compadecido, la transformó en Irupé; con su hermosa flor y cuyas hojas tienen la forma del disco lunar que mira hacia lo alto en procura de su amado.
Si bien se trata de narraciones de hechos naturales, sobrenaturales o una mezcla de ambos, las leyendas, además de su enorme riqueza cultural, poseen interesantes y precisas descripciones de los elementos en los que se basan.
Irupés en el Río Paraná, Argentina. Créditos: Gabriela Elizburu
La maravilla a la que hace referencia esta leyenda es la planta acuática Victoria cruziana, conocida comúnmente por el nombre guaraní de “Irupé” o los nombres españoles “Plato sobre el Agua” o “Lo chato que trae el agua” provenientes del significado de las voces guaraníes Y (agua) y Pé (chato).
Originaria de Sudamérica, se trata de una planta acuática que habita aguas calmas de las cuencas de los ríos Paraná y Paraguay, en Argentina, Paraguay y Bolivia. Es similar en apariencia a la planta acuática más grande del mundo: Victoria amazónica, la cual pertenece al mismo género que el Irupé. Curiosamente, ambas especies “V. cruziana y V. amazónica” son las únicas dos miembros de un género que fue nombrado así en honor la reina Victoria de Inglaterra (1819–1901).
De expediciones, nombres y algo más
Cientos de expediciones científicas surcaron “las Américas” y en ellas, avezados observadores devenidos en naturistas, zoólogos y botánicos, tomaron cuenta de la enorme biodiversidad presente. Uno de ellos fue el botanista y naturalista francés Amado Jacobo Goujand, conocido mundialmente por el pseudónimo científico de Bonpland.
Según la bibliografía consultada, Bonpland fue el primer naturalista moderno en ver viva esta especie en Corrientes (Argentina), en documentarlo (1818 y 1821) y además, en percatarse de que se trataba de una especie diferente a la V. amazónica, ya que durante mucho tiempo, ambas especies fueron confundidas. En el año 1825, y como tarea habitual de los expedicionarios, envió de ejemplares y semillas de Irupé al Museo de Historia Natural de París. Sin embargo, no fue Bonpland quién le acuñó un nombre.
La denominación de la planta se debe a otro naturista y explorador francés, Alcide d’Orbigny, quién a pesar de verla por primera vez en Corrientes (Argentina) en el año 1827, publica acerca de ella recién en 1840. D’Orbigny nombra a la especie en honor a Andrés de Santa Cruz, Presidente de Perú y Bolivia por esas épocas y patrocinador de la expedición a Bolivia en la que fueron recolectados los primeros ejemplares de la planta. Debido a esto, es común encontrar a la especie como “Victoria cruziana A.D. Orb”.
Sus características le hacen honor a su nombre
Gallineta (Gallinula Chloropus) sobre un espécimen de Victoria cruziana. Créditos: B Navez EOL
Perteneciente a la familia de las ninfáceas, a la que también pertenecen los famosos nenúfares (plantas acuáticas con flor) adorados por los Egipcios y a los cuales solían llamar “lotos”, se trata de una planta acuática de enormes dimensiones.
Sus grandes hojas redondas pueden llegar a medir hasta 2 metros de diámetro y están dotadas de un reborde perpendicular de hasta 15 cm de alto. Este borde impide el ingreso del agua, lo que le permite sostener grandes pesos, haciéndole honor a su denominación de “plato”. Debido a estas singularidades, es común ver aves y pequeños mamíferos reposando sobre sus hojas.
Cara inferior de Victoria amazónica. Créditos: mandabhslater Flickr
La parte superior de las hojas es de un verde brillante, mientras la inferior, que está en contacto con el agua, es rojiza y está surcada por una red de nervaduras llenas de espinas. Las hojas están sostenidas por un largo peciolo (tronco) que las une a un rizoma o tallo sumergido que se ancla a la tierra.
¡Florece por las noches y produce calor!
De forma sorprendente, ambas especies del género Victoria - V. cruziana y V. amazónica - muestran una característica que es casi exclusiva de los animales conocidos como de “sangre caliente”: producen calor. Si si! Leíste bien. Más precisamente, son conocidas como plantas termogénicas y existen pocas especies vegetales con esta particularidad.
La termogénesis, en general, está relacionada con el mecanismo de polinización y tiene como fin realzar el aroma de la flor para atraer a los polinizadores.
Flor del Irupé. Río Paraná, Argentina. Créditos: Grabriela Elizburu
La flor del Irupé, que posee una fragancia similar al ananá o piña, florece por las noches y por solo dos días. Se trata de una flor grande y de pétalos blancos en el día de su aparición, que poco a poco van tornándose rojizos. Esta flor es hermafrodita secuencial: es primero femenina y luego masculina.
Durante la primera noche, una reacción termoquímica eleva la temperatura de la flor más allá de la temperatura ambiente para colaborar con la difusión del aroma. Esto atrae a insectos coleópteros, conocidos vulgarmente como escarabajos, que quedan atrapados cuando la flor se cierra cerca del amanecer. Durante esta primera noche la flor posee sólo el aparato reproductor femenino, listo para recibir el polen transportado por los insectos.
Durante el segundo día desarrolla estambres (órganos florales masculinos), que recubren de polen a los insectos atrapados. Estos insectos son liberados al atardecer de la segunda noche y fecundarán otra flor de este modo.
Al amanecer del tercer día, la flor se cerrará y sumergirá. El fruto madura en debajo del agua. Es un fruto carnoso y cubierto de espinas, que contiene numerosas semillas que flotan en la superficie del agua un cierto período facilitando su diseminación y finalmente se sumergen en el fondo esperando ocasión propicia para germinar y multiplicarse . Debido a que las semillas pueden comerse tostadas, recibe el nombre de ‘maíz del agua’.
Distribuida hoy en muchísimos jardines botánicos del mundo, te dejamos un video capturado en uno de ellos donde podrás apreciar el maravilloso proceso de floración que te contamos.
Bibliografía consultada:
Diccionario de Mitos y Leyendas – Equipo NAyA – web
www.victoria-adventure.org
Bonpland y el Irupé. Giberti Gustavo, Carlos. El Deslumbramiento: Aimé Bonpland y Alexander von Humboldt en Sudamérica. MACN-CienciaHoyReferencias: Lugar: Buenos Aires; Año: 2010; p. 118 – 118
- Biodiversity Heritage Library
- The Role of Thermogenesis in the Pollination Biology of the Amazon WaterlilyVictoria amazonica. Ann Bot. 2006 December; 98(6): 1129–1135.
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