A raíz de la publicación de un estudio de la FAO sobre “proliferación de medusas en el Mediterráneo y el mar Negro”, hace días diversos medios como la agencia sinc, el país, ABC, La Nación, Huffingtonpost y muchos otros, publicaron noticias sobre “comer medusas”. Sin embargo, el asunto de la proliferación descontrolada de medusas necesita un análisis más detallado. Este caso no se resuelve solo con “comernos” a estos cnidarios, la cuestión es un poco más compleja y denota un desbarajuste ecológico en nuestros mares.
Los ecosistemas marinos
Las relaciones de alimentación que hay entre los diferentes organismos muestran el flujo de la materia y de la energía en los ecosistemas, que va desde los organismos productores, pasando por los consumidores, hasta los descomponedores. A estas categorías se las llama niveles tróficos. Hay una serie de parámetros tróficos que permiten evaluar las transferencia de materia y energía en un ecosistema y éstos son la biomasa (masa de todos los organismos que forman el nivel trófico o un ecosistema por unidad de superficie o volumen) y la producción (cantidad de energía almacenada en forma de biomasa a cada nivel trófico, o al ecosistema, por unidad de superficie o volumen y unidad de tiempo).
Figura 1: Esquema que representa las tres vías que determinan la dinámica ecológica de los mares. Tomada y adaptada del informe FAO.
La biomasa y la producción de fitoplacton (microorganismos que viven en la columna de agua que son capaces de “producir su propio alimento”) son la base principal de las redes tróficas en estos ecosistemas.
Se propone que la dinámica de los ecosistemas marinos se basa en floraciones (o “blooms” en inglés), es decir, en pulsos o incrementos de producción primaria (producción de materia orgánica que realizan los organismos vegetales a través de los procesos de fotosíntesis, fitoplacton) y producción secundaria (incremento de biomasa en los animales) que determinan el consecuente aumento en el tamaño de la población de algunas especies.
En los mares templados como el Mediterráneo o Mar Negro, la floración primaveral de fitoplancton (representada por diatomeas y dinoflagelados) es seguida por un aumento de zooplancton. Crustáceos, especialmente copépodos, son los principales representantes de zooplancton herbívoro. El pico de zooplancton sostiene el resto de la cadena trófica ya que éstos son presas de especies carnívoras. Entre los carnívoros están las larvas y juveniles de peces pequeños que, con el tiempo, se convertirán en peces adultos. Se propone también que esta red trófica puede presentar modificaciones provocadas por floraciones de animales gelatinosos, como las medusas, por ejemplo (Figura 1). Según la bibliografía, los “blooms” de medusas son fenómenos que se dan de forma esporádica pero normal, sin embargo, estos eventos se han incrementado y diseminado notablemente por los mares y océanos.
El caso más famoso de brotes de medusas se dio en el año 2009 en Japón, donde un mar de medusas gigantes, Neopilema nomurai, invadieron completamente las costas causando desastres en las pesquerías (Figura 2).
Figura 2: Brote de medusas gigantes Neopilema nomurai en costas japonesas. Tomada del informe FAO.
Las medusas
Como hemos comentado en “La medusa inmortal” o en “La falsa medusa” , estos animales pertenecen al Phylum Cnidaria, un conjunto muy diverso de invertebrados que incluyen también a las anémonas y corales. Su ciclo de vida incluye morfologías muy diferentes: forma de pólipo o hidrante y forma de medusa.
El ciclo de vida básico de los cnidarios se suele representar con una alternancia de fases sésiles (pólipo) y móviles (medusa). El pólipo forma colonias y de éstas brotan medusas que son liberadas en la columna de agua libre. Después de un período de vida planctónica o sea, de vida libre flotando en la columna de agua, las medusas adultas se reproducen sexualmente al liberar sus gametos a la columna de agua. Tras la fecundación, se forma una larva plánula ciliada la cual sufre metamorfosis, se fija a un sustrato y forma el pólipo primario, la unidad de partida para formar una colonia nueva.
Se los considera depredadores y oportunistas y están dotados de tentáculos armados con cnidocistos (células punzantes). Se piensa que se alimentan de “lo que encuentran” y que no tendrían una dieta especializada, ya que se ha comprobado, que se alimentan de larvas y huevos de peces, de pequeños crustáceos como copépodos y cladóceros, rotíferos e incluso de otras medusas.Esta característica es la que los hace tan especiales, ya que los cnidarios en su forma medusa, son móviles y se alimentan de lo que sea.
De qué habla el estudio de la FAO
Figura 3: Medusas.
El informe de la FAO, publicado en mayo de este año, explica que “el rápido aumento del número de medusas puede ser una de las causas del descenso de las poblaciones de peces observado en el Mediterráneo y el Mar Negro”.
Las floraciones de medusas (Figura 3), como hemos mencionado, son conocidas desde los comienzos de la historia e incluso existen reportes científicos que han registrado estos eventos de algunas especies en particular. No obstante, estos aumentos desmedidos de poblaciones de medusas han incrementado notablemente y tienen muchas consecuencias perjudiciales para los humanos, incluidas:
- las pérdidas en ingresos por turismo a través cierre de las playas, e incluso, la muerte de los bañistas,
- la obstrucción de las tomas de refrigeración de plantas de energía,
- la contaminación de las redes de pesca,
- la matanza de peces de cultivo,
- la reducción de la abundancia de peces comerciales a través de la competencia y la depredación, y como vectores intermedios probables de diferentes parásitos de los peces.
Tal es el impacto y la preocupación sobre las floraciones de medusas que se han desarrollado programas de concientización, monitoreo y registro y participación ciudadana, como por ejemplo el proyecto como “el observador del mar” , el proyecto Alerta medusas o el Programa de monitoreo de plancton gelatinoso de la CIESM (Mediterranean Science Commission). Incluso se han realizado materiales gráficos didácticos y descriptivos donde se muestran las especies más abundantes de los mares Mediterráneo y Negro y sus características están detalladas en el informe de la FAO de referencia.
Comerlas no es la solución
Figura 4: Rhopilema sp. Tomada del informe de FAO.
Las medusas han sido parte de la dieta de los seres humanos desde el año 300 dC en China. Se conocen algunas especies que forman parte de la dieta de las culturas asiáticas como el caso de Rhopilema esculentum (Figura 4). Es una comida popular en China cuyo cultivo es practicado en la acuicultura intensiva. No obstante, nos preguntamos, ¿se ha hecho un estudio sobre las especies de floraciones de medusas y la posibilidad concreta de alimentarnos de ellas?
Según un investigador del Instituto de Ciencias del Mar CSCI de Barcelona “sólo una especie (Cotylorhiza tuberculata, Figura 5) del Mediterráneo de estos organismos resulta comestible” sin embargo, aclara que para que llegue al consumo humano ha de pasar una serie de pruebas toxicológicas, requeridas por la Unión Europea desde el punto de vista sanitario.
Figura 5: Cotylorhiza sp. Tomada del informe FAO.
Ahora bien, ¿son realmente los seres humanos responsables de los aumentos de medusas?
La evidencia disponible sugiere que hay un conjunto de actividades humanas que, de forma particular o sinérgica, podrían actuar potenciando los brotes de algunas especies de medusas. Sobrepesca global, eutrofización (aumento de nutrientes) e incremento de sustratos artificiales en las costas para los pólipos son las más convincentes.
El informe da una serie de recomendaciones de tipo paliativas para el control de estos brotes de medusas como por ejemplo elaborar productos medicinales y alimenticios a partir de medusas, utilizar redes especializadas a destruir las medusas, atacar a los pólipos, entre otras. Quizás es necesaria una reflexión un poco más profunda para intentar “prevenir en vez de curar”.
El mar no es fuente inagotable de riqueza y la sobrepesca mundial está acabando con los peces. Los principios de consumo regulados por nuestras decisiones económicas y políticas no van de la mano de los principio de la naturaleza. Nuestra tasa de uso y consumo de los recursos naturales crece día a día y es bastante mayor a la tasa de recuperación de los mismos. Además, nuestro descuido por el medioambiente hace las cosas peor. El informe de la FAO termina con la siguiente frase, que traducimos al español: “Las medusas son justamente un sinónimo de esta situación, otra advertencia que nos da la Naturaleza” Nada más que agregar.