Revista Cultura y Ocio
Mañana (quizá hoy si no logro terminar esta entrada a tiempo) se casa una amiga. Amiga y compañera. O compañera y sin embargo amiga. O compañera y por eso amiga.
Me pregunto qué pasará por su cabeza esta noche. Si logrará dormir. Si tendrá su vestido de novia colgado frente a su cama y pasará la noche en vela mirándolo, soñándose allí dentro, como se vio en el probador de la casa de novias, pero mucho más guapa. Etérea. Ingrávida. Bella. Feliz.
Hurgo entre mis notas buscando un par de frases que llevarme a una boca hambrienta de besos y, mientras llega ese vaso medio lleno donde nado sin guardar la ropa desde que el mar se abrió las carnes para partir en dos un desierto de tristeza, encuentro esto:
“Bésame mil veces, después cien, después otras mil y otra vez cien, otras mil, y aún después cien más. Luego, cuando hayamos sumado muchos miles, embarullemos la cuenta para olvidar y para que ningún envidioso sepa que nos hemos dado tantos besos.” CATULO.
Felicidades, Bea.