Todo preludio, prólogo, prefacio tiene su postfacio, epílogo, postludio (J.M.Blecua me matará...). La Música del vi y Alimentaria-Intervin no podían ser menos. Y los posts que he dedicado a comentar algunos de los vinos que más me gustaron en esos eventos, encontraron un eco inesperado el jueves 3 de abril por la noche. Un eco lleno de sonrisas, de abrazos, de caras amigas, de buenos vinos. El mejor broche para una semana tan agitada como ésa. Quién iba a decirlo pero resultó que todos los caminos a Villa Favorita y a Vini Veri pasaban por la tienda de Gumer en Sant Andreu, Vins&Teca.
Porque resultó que Samuel Cano (Patio, La Mancha), Ramón Saavedra (Cauzón, Cortes y Graena), Friedrich Schatz (Bodega Schatz, Ronda), Luis Duritz (Marenas, con José Miguel Márquez, Montilla), Joan Carles y Barbara (Can Torres, Sant Climent Sescebes), Juan Pascual López Céspedes (Viña Enebro en la Finca Llano Rubio, Bullas) y Miguel J. Márquez (Dagón Bodegas, Venta del Moro) paraban en Barcelona camino de Italia. Yo pensaba que iba a probar alguna botella y a conocer la tienda de Gumer (¡que ya me apetecía mucho!) y resulta que me encuentro a toda la tropa a pie de tonel y de copas, con una sonrisa de oreja a oreja y dispuestos a todo. Horas estupendas en las que probé nuevas añadas y descubrí cosas que no conocia y que me agradaron mucho. Qué más puedo pedir...
Me llamó mucho la atención (y ganas enormes me quedaron de pisar sus viñedos en Bullas) el trabajo de Juan Pascual López Céspedes. Había probado hace años sus vinos, una sola vez, y no había retenido nada en especial. Pero su método ancestral con monastrell, Viña Enebro Rosado Vino natural de aguja 2013...bufff...Por palés lo tomaba ya con estos primeros calores. Frescura a raudales en un clima secano radical y con caliza por todas partes, ligera tanicidad, color hermoso y burbuja amable. Las mismas cualidades, sin burbuja, encontré en su Viña Enebro Joven 2013, otro monastrell que se toma como agua del botijo, zarzamoras maduras y bien negras, mirto. Me sorprendió el Demontre 2013 de Can Torres. Conozco el paisaje de privilegio en el que crecen sus uvas, sé de la tenacidad e ilusión enormes de Barbara y Joan Carles pero me faltaba ese vino que me dijera "vamos ya para arriba!". Es el Demontre 2013, sin duda. Con más garnacha que cariñena y vinificación exclusiva en lagar, este vino es una hermosa expresión del amor por la tierra (no hay otra cosa en la botella) emporitana que mira al Pirineo, fresco y fragante, con una pizca de carbónico todavía, con garra y profundidad. Yo no me lo perdía.
Federico Schatz estaba de duelo por la muerte reciente de su padre (esa imagen sigue sin marchar de mi retina...) y mi pena estuvo con la suya. A pesar de eso, el abrazo y la sonrisa no faltaron. Y de sus vinos, que siempre están a una altura grande (ese microcosmos que es Finca Sanguijuela no suele fallar), me quedo ahora mismo con su rosado, Z Rosado 2013, uno de los que más me gustan de España, hecho con la variedad de su tierra nativa Muskatröllinger (la que Joan Milà plantara también en el Penedès) y que huele a todos los jarabes de frambuesa que tomé cuando era niño, pero con una naturalidad y una textura en boca que apabullan. A su nivel habitual están, aunque subiendo peldaños hacia la excelencia añada tras añada, el Cauzón blanco 2013 de Ramón Saavedra y el Aire en el patio 2013 de Samuel Cano. Este último me cautivó, con una energía y una tensión que no recordaba en las añadas anteriores. Me faltó el Montepila 2013 de Marenas (tengo la tranquilidad de saber que algunas cajas están ya en L'Ànima del vi...), el vino con el que José Miguel y Luís han dado un giro copernicano. Y me llenó lo que no está escrito la bobal joven de Dagón Bodegas, Miquelius.