Revista Vino
Todas las catas de vino son diferentes; tan diferentes como los vinos en sí. Es normal que muchas personas vayan a las catas (asi como al teatro) para ser vistos, o para socializar y charlar con otro que tampoco demuestre genuino interés. Pero otro día llega la oportunidad de reunirse uno con mentes críticas y honestos amantes de la materia, y se conforma un ambiente tan agradable y divertido, asi como interesante, intelectual y riguroso. ¡Qué sentimiento más gratificante y generoso se obtiene! Y asi fue nuestra experiencia en esta "cata muy especial", el jueves 28 de Junio de 2012.
Mi amigo Gobindjit es un genuino amante y fiel admirador de los vinos de Borgoña. Honestamente siento que su pasión, su conocimiento, y su dedicación hacia esa hermosa región, sus vinos, y sus varietales, es sencillamente formidable y envidiable, o al menos muy digno de imitar y tratar de aprender. En su experiencia y en su andar por los finos vinos borgoñeses, Gobi tuvo la ambición de degustar un gran vino de Borgoña junto a un digno ejemplar de la misma uva, pero de procedencia Californiana.
Con eso en mente, Gobi me invitó a participar de este análisis tan disfrutable. Ofrecí traer el ejemplar americano, como contraparte. Elegimos un Pinot Noir de un viñedo muy privilegiado (Cargasacchi Vineyard), de una sub-región muy destacada (Santa Rita Hills), y de la región vinícola de Santa Barbara. Para añadir a la diversión, mi amigo Gobi arrojó además a un gran vino de Borgoña blanco, y también decidimos invitar al único y verdadero Don Flavio Velásquez, quien añade eficiente y estratégicamente, tanto al rigor minucioso como a la diversión. Y así fue. Nos dimos cita en el Restaurante Los Años Locos, y he aquí los resultados.
2007 Joseph Drouhin, Beaune, Clos des Mouches Blanc: este vino muestra un hermoso color amarillo dorado perfecto, de intenso brillo. De la copa al olfato demuestra un buqué de bella intensidad de aromas, muy redondo, completo y, diría yo, más intelectual que exótico. Es muy sensacional sentir un aroma "cremoso", con esencia a whiskey escocés, trufas blancas, y pétalo de jazmín blanco. Flavio identificó el aroma a sudor femenino; y en efecto, todos coincidimos sentirnos en presencia, a lo largo de toda su degustación, de un vino con caracter muy femenino. Gobi encontró aromas a fruta tropical, piña, papaya; sensaciones comúnmente presentes en finos chardonnays elaborados cuidadosamente. También se anotó un delicado aroma secundario a sherry (Jerez).
Correctamente es un vino muy contemplable e intelectual; con poder, elegancia y desarrollo muy por el estilo de sus vecinos de La Romanee, demostrando bella presencia e intensidad desde su entrada, con notas florales que de manera elegante y armónica dan paso en el paladar medio a una hermosa mineralidad. Es un paladar medio elaborado y largo, con claros indicios de terruño, de extracción intensa y lograda a través de vides antiguas. Es en este paladar medio, en este vino, donde se contempla su privilegiado linaje y su riqueza mineral. En muy bonita transición, en el tercer cuarto el vino muestra su brillante y exhuberante acidez, acentuando su larga estructura, y demostrando su admirable habilidad para maridar con comidas. Es un vino seco pero muy exhuberante, de excelente dimensiones, de deliciosa textura, de impresionante mineralidad y dominio de sabores, y de impecable acidez, que luego da paso a un largo y agradable posgusto. Es un privilegio y una joya de vino. Obtuvo por parte de Gobi, 92+ puntos, 94 puntos Flavio, y 96 puntos Carlos Mata.
2006 Cargasacchi Vineyard, Santa Rita Hills: Color rojo rubí intenso y medianamente opaco. El caracter de varietal comienza a mostrarse muy bien al inicio de su buqué, con aromas a cereza madura y cerezas alicoradas. Aromas secundarios a almibar, clavo de olor y canela. Sin embargo, carece de elementos exóticos, y del típico funkiness y aromas a grasa de tocino que es muy común en otros vinos de este varietal. Sin embargo, Flavio sí anotó aromas terciarios a follaje húmedo y sutíl carbón húmedo. Me gustó de este vino su muy buena intensidad de fruta y su elegante estructura que agrada mucho cuando se nota en un pinot noir. Similar al anterior, éste también es un vino en el que el productor logró muy buena extracción, y por consiguiente buena concentración de sabores. Sin embargo demuestra muy poca expresión de terruño, y más bien un caracter afrutado que sobresale. A mi me gustó su estructura un poco más que a Gobi, quien más bien no podía evitar sentir perplejidad por la dimensión monótona de éste vino y su exacerbada fruta. Sin embargo, el vino sí demuestra cierto flare y cierto giro de complejidad en su final. Es un buen vino romántico y con bella relación entre sensaciones a cereza roja y oscura, y luego ausente el elemento exótico, o a tierra húmeda, o caracter animal (que uno acostumbra encontrar en otros Pinots). Flavio comentó observar que es un vino que demuestra bastante manipulación, y todos concordamos. Además enseña cierto defectito alcohólico en nariz, que a mi no me molestó mucho, pero a Gobi sí. 92 puntos Gobi, 92 puntos Flavio, y 91 puntos Mata.
2004 Echezeaux Grand Cru, Mongeard-Mugneret: La estrella de la noche. La botella fue descorchada desde las 3 de la tarde y vertida en decanter a las 5. Finalmente llegó de la copa al paladar alrededor de las 7 de la noche. En copa, el color es rojo rubí genuino, rubí sin pulir, con fascinante nubosidad. En nariz es mágica y perfectamente funky, con un elegante toque ahumado. No cabe duda; si hay algo que aprender aquí, es que en ese espíritu a humedad y a musgo, con misticismo, con integración y armonía, con sentido seductor y exótico; es en esos valiosos elementos en donde reside la mágia de Burgundy, y esos elementos provienen de su valiosos clones, de raíces muy antiguas, conjugadas con los únicos y excepcionales terrenos empinados y ricos en roca pizarra de la región, y la tradición experta en elaborar vinos (del estilo borgoñés) que data de cientos de años. Todos esos elementos desatan la mágia que escapa de esta botella de Echezeaux. Su perfil aromático es muy distinguido y rico en matices exóticos, complejos y sensacionales. Es un vino con verdadero valor y sentido artístico, bien diseñado y logrado, con enorme expresión valiosa de terruño, y perfecta armonía entre sus sabores acerezados, su elemento mineral, y sus matices exóticos y complejos. Su acidez es perfectamente integrada con la estructura y el resto de la composición, llevando la experiencia a un final persistente y adictivo. Es un vino seco y con textura fina y delicada a talco. Es elegancia, caricia y pedigrí en cada trago. El vino obtuvo 95 puntos Gobi, 95 puntos Flavio, y 95 puntos Mata.
No puedo dejar de mencionar que la experiencia fue gratamente acentuada por el cómodo y elegante ambiente de Los Años Locos, su fina atención personalizada, y la calidad de sus platos, que consistieron en una nutrida y deliciosa tabla de quesos, una cazuela de almejas al ajillo, unos deliciosos calamares rellenos de queso manchego, y su buen pan de la casa. Deseo de verdad elogiar el trato que nos dieron, las visitas de su sommelier y personal técnico a nuestra mesa, y su franco entusiasmo por la cultura y el disfrute del vino. Esta nota va a la salud de todos ustedes. Gracias Flavio. Gracias Gobi. Muchas gracias.
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